Con aroma de Sam Spade, con los tiros pegados de Marlowe, con la familiaridad de Brunetti y con el cariño de Carvalho, así es Tony Roures en esta nueva entrega tan dura y actual. El personaje creado por la periodista y escritora Marta Robles vuelve a la carga con una historia donde las mujeres son amenazadas, apaleadas y olvidadas. Rescatar del olvido, ese es el objetivo de La chica a la que no supiste amar, mostrar la dureza que viven las mujeres que son obligadas a ejercer la prostitución bajo el amparo de una figura masculina, el detective Roures, ese homenaje al padre de la autora y a la inolvidable alma mater de Manuel Vázquez Montalbán. Una novela a la que un virus nunca podrá matar.
¿Qué nos podemos encontrar en tu última novela?
La chica a la que no supiste amar es la tercera entrega de una serie protagonizada por el detective Tony Roures, un ex corresponsal de guerra con sus particularidades, reconvertido en detective. Tiene que investigar un asunto muy turbio de trata de mujeres con fines de explotación sexual. Esta novela comienza con una escena total brutalidad que corresponde muchísimo al entorno de estas mujeres maltratadas, en concreto nigerianas que son el último peldaño de la prostitución en nuestro país.
Se trata de una novela dura desde la primera página…
…es una novela muy dura y muy comprometida para también una novela llena de reflexión, de música y hasta de poesía.
Suponemos que detrás de esta obra hay un trabajo previo muy elaborado y documentado…
…es imprescindible, además del valor añadido de responsabilidad, que cuando uno se zambulle en las aguas turbulentas de las tratas de mujeres y la prostitución, es esencial hacer una labor previa intensísima de documentación que además te deja cicatrices en el alma. En este caso yo he hablado con cinco víctimas de tratas, cinco mujeres nigerianas que me han narrado cada una sus historias, cuatro de las cuales y por fortuna ya han salido de todo esto y una todavía no. He manejado también varios informes policiales y una tesis doctoral sobre el pavoroso viaje que hacen estas mujeres que dura entre tres meses y tres años. De Nigeria hasta nuestro país donde les pasa absolutamente de todo. Las venden, las alquilan, les quitan a los hijos, una cosa brutal. Cuando vienen a nuestro país se creen que van a ver la luz pero se encuentran con lo peor, no solo son prostituidas sino además esclavizadas. Ya conocía el asunto desde hace años, de esta manera he hecho una labor de investigación y de inmersión en este sórdido mundo que reflejo en este libro.
Una novela muy dura y muy comprometida para también una novela llena de reflexión, de música y hasta de poesía
El detective Tony Roures tiene un peso fundamental en esta novela negra, es un clásico al estilo de Hammett o Chandler pero con muchas aristas actuales, apegadas a una visión más humana, más feminista…
…Es un detective con aroma clásico, quería separar la figura de detective que pulula mucho menos por la novela negra de España, donde muchos investigadores son policías o guardias civiles…quería que fuese un hombre por varias razones, por un reto personal de meterme en la piel de un hombre y luego porque creo que hay muchos casos, en los que como éste se requiere la reflexión masculina. Muchas mujeres entre nosotros de temas que nos angustian nos inquietan pero en los que si no incluimos a los hombres no podemos avanzar.
¿Tiene mucho el detective Tony Roures de Marta Robles?
Roures en catalán se llama así en castellano como mi padre, Antonio Robles, que murió hace años y Carballo, otra porque quería hacerle un guiño a Manuel Vázquez Montalbán, a quien tuve la suerte de conocer y a quien admiraba mucho, y a su Carvalho. Roures es un tipo que enfatiza mucho con las mujeres, un hombre que escucha a las mujeres, reflexivo y querido por los hombres y admirado por las mujeres porque las trata de tú a tú. Que queda constancia en la literatura que eso puede suceder y sucede es vital.
¿Cómo separas la labor periodística de la labor de escritora…o si a veces se entrelazan ambas?
Mi trayectoria profesional siempre ha ido a la par, siempre he querido ser escritora y mi primer libro lo publiqué en el año 91. Me inicié en el periodismo casi por casualidad, un novio mío me convenció para cambiar mis estudios de filosofía a periodismo, porque tenía una gran capacidad para la comunicación. Lo que sí es cierto que desde el primer momento que empecé a estudiar la carrera se metió el periodismo en las venas. Si algún día me dedicara únicamente a la literatura seguiré siendo periodista, seguiré teniendo esa vocación de mirar el mundo desde primera línea para intentar cambiarlo y hacerlo un poco mejor. Creo que la escritura y el periodismo se complementan.
Es un detective con aroma clásico, quería separar la figura de detective que pulula mucho menos por la novela negra de España
Feria de libro en época de pandemia, un respiro cultural necesario para todos…
…para mí supone un enorme agradecimiento este esfuerzo con la literatura, es muy complicado en estos momentos poder apoyar la cultura y el hecho de que una ciudad como Badajoz realice estos esfuerzos en condiciones tan duras en formidable y como dijeron en la Semana Negra de Gijón a la literatura no la puede parar un virus.
Willy López | Fotografía. Félix Méndez