La Fundación se encargará de promover el conocimiento de la obra del desaparecido artista pacense. Las herederas de Luis Costillo pretenden asegurar la preservación de su legado. La Fundación Luis Costillo Pereda ha celebrado su reunión constitutiva el pasado día 26 de abril. La Fundación, establecida como fundación privada por las hermanas y herederas del artista, y cuyo patronato está formado por personas relevantes del ámbito de las artes plásticas, nace con la finalidad de preservar, restaurar, clasificar y conservar debidamente el legado artístico de Luis Costillo, así como difundirlo, y promover el conocimiento y reconocimiento de su obra por todos los medios posibles.
Luis Costillo cultivó todos los géneros y todos los lenguajes de la plástica: la pintura, el dibujo, el collage…, sobre lienzo, tabla, cartón, textil…, en pequeño y gran formato…, sin menospreciar ningún lenguaje expresivo, y aplicando el mismo rigor formal y la misma intensidad artística tanto en sus obras más efímeras como en los lienzos de mayor tamaño. También ejerció como diseñador gráfico de un sinnúmero de libros, revistas, catálogos, posters… En los últimos años su actividad se centró en la elaboración de «libros de artista». Costillo que fue sobradamente conocido y apreciado en el ámbito extremeño, (la exposición antológica Fahrenheit, producida por el MEIAC, supuso un hito fundamental para el conocimiento y la valoración de su obra) inició su proyección internacional con una exposición -que el artista no llegó a ver- en la prestigiosa Fundación Eugenio de Almeida de Évora. Ahora, la Fundación que lleva su nombre afronta la tarea de continuar promoviendo el reconocimiento público y crítico que la obra de este inmenso artista merece.
Bio de Costillo
Luis Costillo. (1956-2019). Tras su etapa de formación en Andalucía, Italia y Badajoz, la actividad expositiva de Luis Costillo se inició en Madrid en 1976 (Pequeño Formato), en esos años, hasta los primeros ochenta, su pintura fue básicamente de formación, imbuida, como tantos entonces, en las corrientes del momento. Pero, a partir de la segunda mitad de la década, su estilo personal comienza a perfilarse; se aleja de la pintura meramente figurativa y se baña de expresionismo y de ironía dadaísta y referencias literarias. Y, sobre todo, emprende la lucha con el soporte para hacerlo partícipe del sentido y significado de la obra. Los lienzos crecen y el mix y el collage se imponen con la incorporación de variados elementos: lona, papel, chapa, transfers fotográficos… (Exhibición de Atrocidades, 1984; Mix Media, 1989, ambas en Granada).
En los años noventa es el propio soporte el que evoluciona y habla, convirtiéndose en territorio de pruebas. Aparecen los objetos intervenidos y todo es ya susceptible de ser empleado en una obra en la que abundan ensamblajes y seriaciones; pieles, chapas metálicas, huesos de animal y maderas rescatadas conviven con el acrílico y el lienzo en unas propuestas a veces directamente escultóricas (El Ojo Frío, 1997; E.D.E.N., 2004, Cáceres); ya todo es Luis Costillo, todo es mirada propia y reconocible. Luis Costillo también fue un gran dibujante, durante toda su carrera realizó multitud de dibujos, grabados y serigrafías. Una obra sobre papel en la que demostró su particular destreza y que abría un nuevo campo para la experimentación formal y técnica, a la vez que la utilizaba como vía de escape y refugio íntimo.
Esa vía acabó cuajando en una brillante labor que le ocuparía hasta el final de sus días: la producción de libros de artista. Alrededor del año 2005, abandonó en la práctica la pintura y orientó su trabajo, inagotable, a la confección de libros en los que formulaba propuestas que no podían encontrar adecuada expresión como obras para pared. Fahrenheit nació aquí. Desde aquí creció, desde esos volúmenes, donde lo literario y lo plástico se entrecruzaron fructíferamente, pudo Luis Costillo desarrollar y expandir sus pensamientos, a través de todas esas páginas creadas ex profeso para ello.
Desde su formulación, Fahrenheit ha podido verse en Granada (2009 y 2011), Cáceres (2010), Badajoz (2012 y 2018), Vitoria (2015), Oviedo (2015) y ahora, tras la muerte del autor, en esta sede de la Fundação Eugenio de Almeida, de Évora (2019).
Texto. Fundación Luis Costillo | Fotografía. Félix Méndez