El arte del gran Albert Boadella, actor, director, dramaturgo español y uno de los fundadores de la compañía de teatro independiente Els Joglars, llega a las tablas del Teatro López de Ayala de Badajoz con la obra «El rey que fue».
¿Desde qué edad recuerda usted que comenzó a interesarse por el mundo del teatro?
Se me hace muy difícil recordarlo porque ya tengo muchos años, pero supongo que, el interés por el teatro, me vino por mi hermano mayor que cantaba zarzuela, y yo asistía a los estrenos y ensayos de las obras. Me tenía allí sentado en el escenario con la promesa de «no armar bulla» y yo miraba todo aquel mundo que me parecía que estaba lleno de fantasía y magia, más interesante que el mundo real. Todo ello fue lo que me llevó posteriormente a decidir hacer teatro.
Por aquel entonces, ¿era más complicado dedicarse a dicha profesión que en la actualidad?
No, yo creo que tenía prácticamente las mismas dificultades. Casi diría que en la actualidad hay más complicación porque hay una sobredimensión de la cantidad de gente que hace este oficio y no hay tanto trabajo. En mi época, en cierta medida, estaba más equilibrado y era más sencillo encontrar un camino interesante en el teatro.
¿Qué fue lo que le impulsó a fundar su propia compañía de teatro?
Lo que me impulsó, esencialmente, es que el teatro que tenía a mi alrededor, de la España del año 61, no me gustaba. No encontraba manera de integrarme. Y pensé; si no te gusta lo que hay alrededor, pues constrúyelo tú. En el fondo, esa es la clásica vanidad de la juventud, casi una insensatez pensar que yo podía salir victorioso de esta situación.
De los inicios prefiero no ver lo que hacíamos, por suerte no había vídeo ni estas cosas ja,ja,ja, pero poco a poco, las cosas se fueron enderezando y empecé a tener una atracción por parte del público a raíz de las cosas que iba haciendo, que eran vistosas y corporales. Nos empezaron a contratar y tuvimos éxito. La verdad es que esta insensatez que tuve de montar mi propia compañía dio buen resultado.
¿En ese momento hubiera imaginado todos los éxitos que ha ido consiguiendo a lo largo de su trayecto profesional?
Hombre, no le voy a negar que yo era un chico ambicioso y pensaba que efectivamente tendría éxito. Tenía la idea de que aquello daría mucho de sí y que tendría una vida exitosa. Y esas esperanzas, no solo diría que se han cumplido, sino que han sobrepasado mis imaginaciones. La verdad es que, en general, hemos tenido muchísima audiencia y, sobretodo, muchísima repercusión social. Hemos hecho obras que han causado grandes polémicas que han supuesto unos avances importantes para la libertad de expresión en este país.
¿Qué es lo que cree que diferencia sus obras de otras?
Yo creo que la diferencia es, en primer lugar, la forma de expresar mis ideas, la manera de contarlas. No creo que mis ideas sean más o menos originales que las de otros colegas, pero sí que la manera de plasmarlas en escena tienen, creo yo, una cierta personalidad muy especial.
En segundo lugar, siempre me he expresado con la máxima libertad fuera de cualquier corrección política o moda. En general, mi teatro ha sido un teatro donde la libertad ha sido uno de los pilares esenciales, en la forma de decir las cosas, y en decir aquellas que muy poca gente se atreve a decir.
Sus obras se caracterizan por tener un punto polémico contado desde la sátira y la comedia, ¿qué opina de las críticas que han podido hacerle a lo largo de su carrera? ¿Le han hecho de alguna forma, querer abandonar y rendirse ante ellas o, en cambio, forjar su pensamiento y consolidarlo?
Pues lo segundo es lo que a mí me ha instigado y lo que me ha animado, porque piense que lo peor que nos puede suceder a los artistas es la indiferencia, pasar desapercibidos ante la sociedad que nos rodea. Por lo tanto, se pongan contentos o se enfaden, ya es una reacción, lo que quiere decir que has tocado determinadas cosas. Yo soy muy guerrero, esa es la palabra.
Usted también ha participado en televisión y cine, ¿volvería a alguno de estos medios?
En la televisión me divertí, pero es una cosa muy rápida de hacer. No me gusta tanto como el teatro, pero como era algo que se hacía con cierta rapidez, que no exigía muchísimos ensayos y tuvo una repercusión muy importante en aquella época, con audiencias millonarias, decidí probar.
El cine me gusta menos, es una cosa larga, no tiene la emoción del teatro, el cual tiene la emoción del directo, del público, del riesgo, pues el actor está cada día que sale en escena con el riesgo de acordarse bien de su papel y, al mismo tiempo, de lo que el público pueda reaccionar. Eso es lo que a mí me entusiasma del teatro, que la obra cada día es distinta. Sin embargo, en el cine, cada día la obra es la misma, y lo que haga el público le es indiferente al que esta en la pantalla. Por tanto, no me gusta hacer cine.
Este viernes 27 de octubre se clausura la edición número 46 del Festival Internacional de Teatro de Badajoz, con la obra “El rey que fue” en la que usted lleva acabo la dirección artística. ¿Cómo resumiría la trama de esta obra?
Esto es un retrato del Rey emérito Juan Carlos I, en una circunstancia precisa que es la actual. La vida de este monarca es una vida, casi diría que shakespeariana.
Esta denominación se debe a que este monarca, es un hombre que a los diez años lo llevan desde Estoril a España, lo dejan a manos del dictador para que se forme y mantener la monarquía en España. Pero imaginémonos a los diez años encontrarse con esta circunstancia. Tiempo después mata a su hermano de un disparo, algo tremendamente trágico. Pero teniendo todo el poder en sus manos, este hombre, en el momento en que muere Franco, se entrega al pueblo español y eso es lo que pasa a la historia. Después, cuando dio el golpe de Estado, salió en defensa de la democracia y todos nos alegramos por ver a nuestro Rey defender la democracia. Lo que sucede es que la vida se hace de claros y oscuros. En cierta parte, con muchas dudas éticas, en los últimos tiempos, hemos visto todos los episodios que han sucedido desde un punto de vista económico, acabando con una abdicación, viviendo en el exilio, etcétera. Es una vida llena de contrastes, y yo pues lo que hago es hacer un retrato donde existen todos estos contrastes, los buenos y los malos. Me acerco a la figura humana de este hombre, a cosas tremendas como la soledad, que vive en un país árabe fuera de España… Todos estos elementos hacen que entre la comedia y la tragedia haya trazado una obra un poco shakespeariana.
Esta obra cuenta con un actor magistral, uno de los mejores actores de España, Ramón Fontserè, que es capaz de transmutarse en la figura del emérito, es decir, que los espectadores ven al Rey. No y únicamente por su parecido físico, sino por la voz y la forma en como expresa su carácter. Es algo que, la verdad, da impresión, porque yo que lo he visto muchas veces ensayando y cada vez que lo veo me sigue impresionando ver a este hombre durante una hora y media vivir una serie de episodios en escena. Esta ha sido por la tanto la idea de esta obra.
¿Qué quiere transmitir con la obra “El rey que fue»?
Yo lo que trato de hacer, es dar una imagen a mi entender, profunda y tan cercana como me es posible, puesto que yo he conocido al protagonista, al Rey, he hablado con el muchas veces y, en ocasiones, profundamente, y es un hombre que tiene muy buena relación conmigo. Eso no quita que yo pueda ser crítico con él. Por lo tanto, trato de acercar aspectos de su figura al espectador, y que sea este quien juzgue. Verá las cosas positivas y las negativas, pero, sobretodo, lo verá con una cercanía formidable gracias a la interpretación.
Digamos que en el fondo me pongo al margen de los medios y trato de ofrecer el retrato mas cercano a la realidad, a sus penumbras, a sus excesos y a sus renuncias. Y por lo tanto, como es un personaje que los españoles lo conocen a través de los medios, aquí tienen la oportunidad de acercarse un poco más allá, una mirada más profunda, más certera sobre este personaje trascendental de la historia moderna de España.
¿Cree que esta obra despierta una polémica?
Habrá gente que considerará que yo no debería hacer estas cosas o decirlas, habrá gente que pensará que debería haber sido más cruel con él, es difícil de prever. Pero en fin, esta es mi mirada, nuestra mirada, la mirada de todos los que la hacemos y es nuestra opinión. Si hay gente que se enfada pues, ¿qué le vamos a hacer? Casi me atrevería a decir que encantado, porque habría conseguido que toque profundamente a los espectadores.
Hombre, siempre prefiero que guste a que no, pero si hay polémica y gente que me diga cosas, las aceptaré porque es alguien expresándose en público con algo que cree.
Como artista teatral de un largo recorrido profesional, ¿qué consejo le daría a todas aquellas personas que quieren dedicarse a esta profesión?
Ahora tengo que darles un consejo distinto al que le daría hace sesenta años.
El consejo es que sean libres, y eso que parece una ironía en este tiempo, curiosamente, mi gremio es muy faltado de libertad. Lo digo porque todos piensan lo mismo sobre todo, tienen una circunscripción política determinada, pero una persona del teatro tiene que ser muy libre, capaz de enfrentarse a las modas o a la corrección política del momento. Aquel que empieza tiene que mirar la vida a su alrededor fuera de los tópicos en los que muchas veces nuestro gremio se mueve, que lo mire de una forma independiente. Eso no es fácil.
¿Qué valores cree que debe tener una persona que se dedica al teatro?
Lo primero que tiene que tener es la facilidad de transmitir de una forma visual y auditiva sus pensamientos, alguien hábil en esa transmisión. Si es una persona contraria a ello, le costará mucho. Digamos que tiene que tener las habilidades físicas, vocales y armónicas, a parte de estudiar. Y después, muy importante, el trabajo. No pensar que ya lo has hecho todo, que ya sabes mucho… Aunque hayas estudiado cuatro años en una escuela de teatro, con esos años no sabes nada, es decir, lo que falta hoy en día es el respeto al maestro. La persona que empieza tiene que tener a los maestros un inmenso respeto, tiene que escucharlos durante muchos años y tiene que encontrarlos también por otras partes, pero tiene que quitar esta rebeldía de «esto ya lo sé, esto lo hago yo solo». El arte es una cosa que cuanto más años pasan, más se comprueba lo poco que sabes. Por lo tanto es muy importante una cierta humildad.
Por último, ¿quiere seguir haciendo teatro el resto de su vida?
Mientras la mente funcione y el físico aguante, pues lo seguiré haciendo, porque es lo que más me gusta y casi lo único que sé hacer bien, o más o menos bien. Pero naturalmente tengo una edad y tengo que pensar que existe una cuenta atrás. Hasta el momento he tenido la suerte de estar bien y todavía puedo hablar tranquilamente con usted y responder a sus preguntas, pero el futuro tiene cuenta atrás. En fin, si la vida me ofrece poder seguir con el teatro, pues adelante.
Texto: Celia Rojas
Fotos: Félix Méndez
Es una persona muy inteligente con una experiencia teatral avalada a través de muchos años y como demuestra durante la entrevista, humildad a la hora de dar consejos a los jóvenes que empiezan en el oficio del teatro.
Que buena entrevista , me ha encantado , gran actor maestro en lo suyo hombre inteligente , .