Existe en la ciudad un eslabón cultural que une los barrios que el río Guadiana separa. Ese enganche artístico tiene nombre y apellidos: Bahnhof Espacio Cultural y anida en un barrio cargado de vitalidad como el de San Fernando. La estación de tren sirve de lanzadera para un proyecto complejo, emocionante y a la vez muy personal. Antonio Mata, el gestor encargado de dar vida a esta galería, nos disecciona todos los entresijos de la Bahnhof.
Antonio, hablamos de Bahnhof, este espacio cultural que está en la margen derecha del Guadiana ¿Cuándo te planteas comenzar con esta aventura?
Yo tenía un cliente, una empresa muy importante que se tiró cincuenta años en Badajoz, y que la crisis acabó con ella. Este cliente me comentaba que cuando se mudaron del Casco Antiguo a esta parte de Badajoz tuvieron que hacer una gran inversión publicitaria para que los clientes que tenían en el centro cruzasen el puente, estamos hablando de 600-800 metros, para seguir con ellos desde la Estación. El hecho de que la gente venga aquí a ver exposiciones, inauguraciones de artistas, charlas y demás supone todo un logro, tenía serias dudas de que eso sucediera, pero la respuesta ha sido muy buena.
Esta aventura arranca en el 2014, bien metido en la crisis. Este local estaba vacío y planteamos darle vida cultural. Con 46 años y con el pensamiento de querer llegar a jubilado con un proyecto realizado que me apasionase de verdad, decidí crear y dar vida a Bahnhof. La sensación de no tener fuerza algún día, de irme de este mundo pensando que no iba a hacer nada diferente me agobiaba. Ese fue el detonante para meterme en este proyecto cultural.
Montas Bahnhof desde un perfil muy diferente al de un empresario, se percibe en tus inquietudes artísticas…
Escribo algo, hago fotos, toco el piano fatal…[Ríe]…muchas cosas del ramo cultural pero nada que tuviese un trasfondo meramente cultural. Por eso mismo surge, para darle la oportunidad a todos aquellos que tienen la necesidad de expresar algo con el arte.
«Bahnhof surge para darle la oportunidad a todos aquellos que tienen la necesidad de expresar algo con el arte»
Inversión privada, todo un riesgo y en este espacio…bajo un concepto altruista.
Para mí esa parte altruista desemboca en desastroso, Bahnhof ha significado un desembolso de tiempo y dinero importante. Desde la inversión inicial, diseño del espacio y demás, hasta los detalles de cada exposición, trípticos, montaje…si sé que los gastos iban a ser tan altos quizá no hubiera nacido Bahnhof como se concibe hoy.
Has hecho una labor muy importante de programar un variado e interesante repertorio de actividades, pero ¿Cómo se nutre este espacio, cuál es el modus operandi de la sala?
Realmente se genera un circuito por sí sólo. Es decir, en un taller o en una charla, los visitantes se ofrecen, muestran sus obras para poder exponer. La regla número 1 es que lo que hagamos sea para divertirnos.
Pero esa fórmula puede resultar complicada
No hay espacio para ello, si veo mal rollo en algo o alguien no me interesa. Nuestro trabajo nos absorbe tiempo, energías y coste económico. No podemos dar cabida a este tipo de personas.
Lleváis poco tiempo pero tenéis ya un recorrido de actividades importantes, ¿Hazme un recuento para ponernos al día?
Llevamos una decena de exposiciones, que son muchas expos, no era lo previsto, más de diez charlas con gran afluencia de público, y lo más positivo de todo es la cantidad de gente buena que hay en el mundo de la cultura, el arte y de la creatividad. Ese tipo de gente que ves por la calle y piensas que es un estirado y al tratarlo percibes que es una persona maravillosa.
«Si veo mal rollo en alguien no me interesa. Nuestro trabajo nos absorbe tiempo, energías y coste económico. No podemos dar cabida a este tipo de personas»
Los nuevos espacios de creación en las ciudades de medio mundo está creciendo fuera del núcleo central urbano, ¿Está siendo el barrio de la Estación el sitio soñado para este proyecto?
Este barrio tiene unos 20.000 habitantes más o menos, un número importante para un pequeña ciudad, un barrio con inquietudes, donde teníamos la necesidad de plantar el germen de un espacio social para que tuviese vida propia. Es curioso porque, todavía viene más gente de fuera de este barrio, que comienza a pisar la zona con asiduidad. Un poco raro entender este proceso. La exposición del artista Daragh Walls si tuvo una presencia de la zona, porque tiene su taller, sus alumnos cerca y porque vive por aquí.
¿Se venden obras? ¿Están contentos los artistas en este apartado?
Yo no participo en la venta, es cosa del autor, tiene libertad total para mediar con el público que quiera adquirir una obra, la intermediación convertiría Bahnhof en una empresa. Y la gente se anima, se producen ventas y contactos.
«La intención es desarrollar el componente humano de la cultura»
¿Tenéis organizado el 2017? ¿Cuál es la previsión?
Serán menos exposiciones las que se lleven a cabo. El ciclo de charlas que organiza Carlos Reymán sigue su curso y siempre estamos abiertos para todo tiempo de cuestiones culturales en la sala. Es importante ir aprendiendo de los errores y los aciertos para poder pulir todo del programa.
Las charlas tienen un gran peso para Bahnhof ¿Por qué?
Es importante que la gente escuche otras cosas, una de las cosas que me ayudó a meterme en este berenjenal fui mi hija. Me acuerdo muchas veces de Miguel Bosé cuando cuenta que en su etapa infantil su casa estaba rodeada de artistas, escritores, cantantes, gente de la cultura y que eso le influenció mucho. Mi intención es que mi pequeña venga a todas las charlas y que absorba lo que la gente narra. La intención es desarrollar el componente humano de la cultura.
«La cantidad de gente buena que hay en el mundo de la cultura, el arte y de la creatividad»
Podemos afirmar que esta sala ha abierto la cultura, el arte como una raíz más en la ciudad
Me enorgullece escuchar esas palabras. Dulce Escribano me comentaba hace poco que había ayudado a que el boom cultural que se vive en Badajoz creciera, y ese tipo de declaraciones me sonroja y me da fuerza para seguir con Bahnhof.
Entrevista. Willy López | Fotografía. Félix Méndez
