Written by: Cara a Cara

Carminho «Deconstruyendo al fado desde la memoria del fado»

Carminho es Maria. Carminho es Maria do Carmo do Carvalho. Carminho es el eco que aún resuena en el Beco dos Cortumes. Carminho es la niña que se balanceaba del brazo oscilante de Teresa Siquiera al cantar. Carminho es la mujer del viento, ella es la que canta el viento, la que viene en forma de lamento, la que escribe tu nombre en el viento. Carminho escucha los sonidos de los barrios, atrapa sus melodías de cada ráfaga de melancolía de la calle, del vértice más hondo de una saudade ajena a la tristeza. Carminho sigue soñando que juega en el Algarve, que canta en una casa de fados con apenas un palmo de altura, la lisboeta sueña con exhalar melodías en medio mundo, sueña despierta y con una saia rodada, abre los ojos y descubre que le bastan siete faldas y un caballo de varios colores para ser feliz.

Carminho empieza a cantar para aquellos que tienen hambre de escuchar la música del viento. Carminho se deja envolver por gasas rojas, por bombillas oscilantes, se encarama en sillas de madera, sube y baja los peldaños de Alfama, amarillos, como sus paredes, o en blanco y negro, como el recuerdo de ese Portugal a la que Amália Rodrigues supo darle color. Carminho se aleja del fado para volver a las entrañas del mismo, para hacer de esta canción, que no siempre fue un gran amante en su tierra, una piel más, una capa relevante de la cultura de fronteras. Carminho es elegante, atractiva, dulce al hablar, rotunda y delicada al cantar. Carminho es Maria, la mujer del viento, la prisionera que canta a través de las grietas, la que desafía al fado desde el alma y la memoria del fado.

Carminho son cinco discos ya en tu carrera musical, pero este último “Maria”, vemos un trabajo mucho más intimista, más personal…¿Qué dimensión tiene este trabajo para ti?

Este disco es como una regresión a mi pasado, a mis memorias de niña, con mis padres y hermanos en la casa en el Algarve. Allí no había mucha tradición del canto de fado pero mis padres hacían sus noches de fados en casa y yo tuve la oportunidad de asistir a esta cultura fadista en vivo. Es allí donde empecé a sentir estas experiencias emocionales y musicales muy fuertes que me marcaron esa intuición por esta música. Los primeros discos han sido muy instintivos con ese repertorio que escuché desde niña, ese que yo cantaba y me gustaba pero ya con el disco que grabamos con Tom Jobim me hizo salir de mi lenguaje musical habitual empleando unos sonidos distintos, desafiantes. Cuando terminé ese disco tenía la ilusión y la preocupación de regresar al fado pero con otra conciencia, abordándolo de otra manera. Y este es resultado, un trabajo de memoria, de mi pasado. Es aquí donde reflejo la importancia que adquiere una noche de fados, haciendo una recreación a mi manera, de lo que pienso que es importante en el fado. El primer movimiento que hice fue el de la sustracción de ciertos instrumentos clásicos del fado, fuera del tradicional, empleando los de toda la vida pero con algunos cambios. Hice una deconstrucción de estos instrumentos, retirando uno a uno para conocerlos mejor, igual que la voz. De esta manera se puede escuchar mucho mejor toda la energía y toda la cultura del fado. Con la voz o el sonido de una guitarra, no hace falta gente, público o escenario, es la mejor manera de comprender el fado desde dentro.

Y además Carminho, introduces nuevos instrumentos en ese este disco, el lap steel que nos recuerda al tema de la película de Wim Wenders, París Texas. (El mismo director que rodaría Lisbon Story, donde un técnico de sonido recorre Lisboa buscando sonidos de los barrios, de las canciones populares y del fado.)

Cierto, el lap steel, una guitarra americana popular en el country que se toca en horizontal. Aquí ese instrumento se toca con arco, con algunos pedales, y con algunas alteraciones del sonido para que se pueda construir no propiamente una instrumentación melódica o armónica pero si con una textura y una energía que me permite a mí a cualquier persona, disfrutar en una casa de fados. Cuando  vas a una casa fados no sólo tienes la música o el cantante o la cantante, tienes toda una energía y una textura sonora que forma parte de la experiencia del fado. Te puede transportar, soñar con aquello que cuentan las canciones. Da igual que no comprendas la letra o no sepas portugués, las emociones son más fuertes que todo eso.

 

 

En las noches de fados en casa tuve la oportunidad de asistir a esta cultura fadista en vivo, es allí donde empecé a sentir estas experiencias emocionales y musicales muy fuertes que me marcaron esa intuición por esta música

La grabación hace que se pierdan algunos de esos matices emocionales que cuentas…

…El estudio quita un poco esa emoción, es muy aséptico. De ahí que la producción del disco, que llevé personalmente a cabo, al tratarte de un disco íntimo, de mis recuerdos, lo llevásemos lo más cercano posible a esa experiencia de sentir el fado en vivo. Quería recrear aquello que pasa en una casa de fados y la música fue tocada en directo todos juntos como un concierto.

Escuchar en una calle un gemido de flamenco, o una señora tarareando un fado emociona y hace de estos dos géneros algo único…

Estas emociones que hablaba con el fado se pueden compartir con las emociones que también transmite el flamenco, tenemos mucho en común en esta experiencia de canción urbana, de raíz, de sentimiento popular.

 

¿Qué significa para ti pisar España, cantar fados en otras latitudes como puede ser Extremadura en el Festival de flamenco y fado?

Es una experiencia grandiosa, muy interesante porque puedes en un solo escenario expresar lo que tenemos en común dos pueblos separados por una frontera imaginaria, la cultural es mucho más invisible, más cercana. Las dos beben de sus ancestros, de ese carácter de tierra y fiesta popular. El flamenco y el fado tienen diferentes formas de expresar su música pero a la vez tienen un mismo origen emocional muy fuerte, un origen con mucha improvisación, que sale del fondo de la emoción y de la experiencia. Ambos utilizan un lenguaje corporal muy particular y único. Esos los hace genuinos y universales.

 

Ambas música tienen la urgencia de narrar historias, en eso también confluyen el fado y el flamenco…

…los temas de sus canciones hablan de las cosas más comunes, del día a día, elementos muy simples, naturales pero muy poéticas. Las historias de la que escribo y canto son las historias de las personas que conozco, me cruzo o a veces observo.

El flamenco y el fado tienen diferentes formas de expresar su música pero a la vez tienen un mismo origen emocional muy fuerte, un origen con mucha improvisación, que sale del fondo de la emoción y de la experiencia

Actuar en Badajoz y en horas asistir a un concierto de Radiohead en Lisboa. Del fado al pop, del pop al rock y así hasta estar en contacto con muchos géneros musicales. Esa investigación musical que te hace especial.

Escucho todo tipo de música, creo que un artista puede crecer mucho más escuchando todo tipo de música, enriquece su propio repertorio, y la inspiración viene dada por esos otros artistas.

Dentro de tu trabajo podemos ver que le das mucho valor a la estética, a la ropa que utilizas para actuar, al diseño de la producción de tus discos y a la imagen visual…

…Yo creo que todo habla, tanto lo que se escucha como lo que se ve. Es una forma de continuar el proceso de comunicación, de valor de una estética musical. En el caso del “Maria” fue un trabajo muy interesante, que hicimos con Giovanni Bianco, un director creativo brasileño que trabaja mucho en Estados Unidos y que ha hecho una pesquisa muy grande de la iconografía de la mujer portuguesa, que muchas veces se confunde con la española, utilizando mi propia memoria. Hablamos mucho de la casa de fados, de cómo es la mujer en Portugal, de mi madre, y es así como se construyó este personaje, “Maria”, que soy yo pero son también todas las mujeres portuguesas.

Tú, Ana Moura, Gisela Joao, Cuca Roseta y muchas más fadistas, rostros femeninos en el fado, ¿No sabemos si Amália Rodrigues marco la feminidad en el fado o simplemente las fadistas actuales estáis más cerca del público en este momento?

Es posible que salgan más mujeres fadistas por el icono que supone Amalia en el fado, como mujer cantante, pero también hay algo de emocional que las mujeres tienen la facilidad de expresar. Es una visión un poco romántica pero me parece que la voz femenina tiene esa sutileza, ese drama expresivo más marcado. Hay grandes fadistas que también son muy potentes como Camané, Ricardo Ribeiro o Zambujo.

 

Willy López | Fotografía. Mariana Maltoni y Félix Méndez

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