Todo está listo. El agua inunda la cultura portuguesa. Y sobre el escenario el mar parece cobrar vida. Siete profesionales de la danza contemporánea, cinco urnas transparentes de líquido y el fado de Mariza de fondo. Se ser fadista é ser triste, é ser lágrima prevista, ee por mágoa o fado existe, então eu não sou fadista.
Daniel Cardoso, director artístico, coreógrafo y bailarín nos detalla por el espectáculo, nos hace de guía y nos adentramos en Correr o fado con la ilusión de ver un espectáculo de danza actual bajo el ritmo de los fados tradicionales.
Termina nuestro viaje y comienza la lluvia… A chuva ouviu e calou, meu segredo à cidade, e eis que ela bate no vidro, trazendo a saudade
Correr o fado es un trabajo inspirado en la cultura portuguesa. La idea fue intentar lanzar el fado hacia el exterior, depurarle la parte tradicional que a veces hace que sea tan elitista.
Quitar al fado esa parte de tristeza y melancolía con un espectáculo armónico, dulce y alegre. Intentar escapar un poco de esa tristeza, y crear un lenguaje contemporáneo adaptado a la música fuera de lo completamente tradicional
Para llevar el arte del fado, más tradicional hacia el mundo de la danza más actual fue crear una especie de pasaporte de cultura portuguesa. Donde el fado pueda correr por todo el mundo, donde la mujer y el hombre tengan el mismo estado y donde el agua no sea una frontera.
Correr o fado es una vieja expresión portuguesa que quiere decir pasar una noche, una fiesta con el fado. Pero también creíamos que esa expresión estaba ligada al movimiento, al correr de las voces y el público en los conciertos. De ahí el nombre de la función.
Correr o fado es una obra que ha recorrido todo el mundo. Tiene nueve años de vida y cada vez estamos más apegados a esta danza.
La danza posee un lenguaje universal y aunque es fado es música que se escucha y aprecia en todo el mundo carece de esa valor tan intrínseco que tiene para nosotros. Son dos contextos diferentes y creemos que eso hace que guste al público. De repente escuchan una letra clásica de Amalia Rodrigues y una danza contemporánea que lo acompaña. La reacción es de sorpresa.
Entrevista. Willy López | Fotografía. Félix Méndez