Londres. Cuatro de la madrugada. Un chico toca el saxo en el parque. Del hotel de enfrente asoman varias cabezas. Quincy Jones sonríe. Tina Turner comienza a segur el ritmo del saxofonista con un jazz vocal. Vicente Amigo sólo saca su guitarra para que las notas que provienen del parque acaricien las cuerdas suavemente. El Pele sigue al saxo con el cante de una seguidilla. Un momento mágico y real de lo que la música y su universalidad pueden crear en cualquier lugar del mundo.
Estamos en Badajoz. En un bar reponiendo fuerza tras un viaje desde Marsella. En la previa del XIV Festival Flamenco Porrina de Badajoz. Un sandwich de huevo y un café y un rato con El Pele y sus músicos.
El Pele junto a Enrique Morente y Camarón de la Isla han innovado en el flamenco, desde dentro, sin buscar atajos y sin perder el respeto de esta música popular que siendo universal, en muchas ocasiones, perece en las rutinas decimonónicas del elitismo que destila.
Londres, Badajoz, Marsella, Córdoba…y de repente la magia del flamenco.
¿Quién es El Pele?
Yo soy un simple aficionado está haciendo y ha hecho todo lo que ha podido con el flamenco. El Pele es una persona que vive del flamenco y que con esta música quiere trasmitir alegría y emoción.
¿Puedes separar al Pele del flamenco?
Imposible, son una misma persona, somos dependientes uno del otro…[Ríe]…es una misma alma, que llora, que sufre, que ama a la misma vez.
“El Pele y el flamenco es una misma alma, que llora, que sufre, que ama a la misma vez”
¿De dónde sale El Pele?
En mi casa no había artistas, yo necesitaba sacar a mi familia adelante, era el mayor de los hermanos y con once años ya estaba cantando en los brazos de Juan Talega para poder ganar dinero.
¿Quién fue tu referente por entonces?
Antonio Mairena es sin duda el cantaor de donde hemos bebido todos, sin excepción, le debemos mucho, fue uno de los que metió mano al flamenco cuando estaba muy mal, para llevarlo a lo que es hoy en día. Para mí fue y será mi referente.
¿Estamos entonces en la época dorada del flamenco?
Sin lugar a dudas, y es que la crisis ha existido siempre para el tieso, pero a nivel general los artistas que vivimos del flamenco somos más que antes. Hay mucha más calidad y más oferta. Eso sí, no confundir flamenco con fusiones flamencas, no puedes tratar a este género como las cosas que hace Chambao por ejemplo. Yo creo en las fusiones pero no en las confusiones musicales.
…Pero tú has actuado con artistas de lo más variopinto…
…con Sting, David Bowie, Prince, pero no hemos fusionado, he hecho de telonero en sus conciertos que es distinto. Lo de Bowie fue una petición expresa del cantante tras escuchar un disco mío para su gira por España.
¿Hay cantaores que se estén aprovechando del buen momento del flamenco?
Veo cosas que me hacen sentir herido, dañado, porque veo cierto interés en personas que ponen flamenco en sus títulos no lo es. Se debe tratar este arte como nos enseñaron nuestros mayores, con humildad y trabajo.
“Yo creo en las fusiones pero no en las confusiones musicales”
Se aprende de lo bueno y lo malo, pero tu mala racha de salud también te habrá hecho pensar…
…Yo me quedo con todo lo que he vivido, lo bueno y lo malo, y de mis momentos duros de salud he aprendido mucho, desde entonces le doy más valor a la vida, a los momentos del cante encima de un escenario y disfrutar de los ratos con los míos.
Has actuado muchas veces en Badajoz, esta vez lo haces para el Festival Flamenco Porrina de Badajoz, ¿Cómo es el público pacense?
Hay muy buena afición en esta tierra, es un público muy fiel y entendido. Quizá han desaparecido muchas peñas que montaban reuniones y conciertos con mucha vida. Pero Extremadura en general es muy flamenca y festivales organizados como el del Porrina son un buen ejemplo.
¿Cuál ha sido tu momento más particular cantando flamenco?
La vez que canté una toná para 80.000 personas en un escenario enorme en el Estadio olímpico de Barcelona. Vicente Amigo, primeros acordes, empiezo a cantar y de repente un silencio, todo el mundo callado, cuando terminé todos los seguidores de Bowie con sus cadenas y los pelos tiesos, empezaron a gritar. Una cosa de locos.
Entrevista. Willy López | Fotografía. José Ignacio Rodríguez