Un festival de teatro transcurre con mucha actividad, las compañías montan, desmontan, ensayan, bailan, ríen y lloran en el escenario, se maquillan y visten en los camerinos y atienden a los medios. Nos saltamos las reglas y tiramos de redes sociales para contactar con Eugenio Amaya, cara visible de Aran Dramática y encargados del diseño artístico del 42 Festival Internacional de Teatro de Badajoz. Tenemos su número de teléfono, su correo, sabemos dónde vive, dónde trabaja, pero también sabemos que responderá más rápido vía messenger. Cambian las formas de comunicarnos, no sabemos si para bien o para mal, y cambian las formas de hacer teatro, se agencian nuevos caminos para explorar el mundo de la dramaturgia también, en esta edición del Festival se apuesta por ello. Propuestas arriesgadas e innovadoras. Nuevas fórmulas para dejarse apasionar por el teatro.
Dejamos que los profesionales mimen el espacio escénico, todo al ritmo de los técnicos de luces, virtuosos del sonido y artistas del martillo atrezzado. Ahí reside la belleza de las artes escénicas; todo un montaje, un largo recorrido desde su gestación en papel hasta los aplausos finales. Cada obra; un momento único. Pasen y vean.
Eugenio, cuéntanos cómo se gesta vuestro trabajo dentro del Festival.
Aran Dramática colaboró con el Festival del 2000 al 2005 haciéndose cargo de la programación internacional. En aquel entonces, Miguel Murillo, director del Teatro López de Ayala, y el consejero de Cultura, Paco Muñoz, confiaron en nuestra propuesta de espectáculos internacionales, talleres, Jornadas de Debate y actividades paralelas como “El Casco a Escena”. Hubo otros patrocinadores, privados e institucionales, que hicieron del Festival un acontecimiento cultural dinámico y enriquecedor para la ciudad de Badajoz. Hace tres años presentamos un nuevo proyecto de Festival y, en torno a las conclusiones de las Jornadas del 2017, patrocinadas por Acción Cultural Española con asistencia de representantes de festivales europeos y sudamericanos, desde la Consejería de Cultura, el CEMART y la dirección y gerencia del López de Ayala, se nos encomendó la dirección artística. El encargo venía aparejado de directrices muy concretas: que el Festival ofreciera una programación regional, nacional e internacional diferente, arriesgada y capaz de ofrecer al público propuestas artísticamente innovadoras. Nos pusimos manos a la obra y, en perfecta sintonía con los responsables del teatro, aquí estamos.
Vemos un festival arriesgado, sin nombres que suene a primera vista, pero cargado de puro teatro… ¿Corremos un pequeño riesgo a la hora de la elección por parte del espectador o estamos ante una manera directa de darle al público un teatro fresco y punzante?
Tú lo has dicho, un “teatro fresco y punzante”. Todo lo que se ha programado aspira a la calidad, la excelencia y la intención de conectar con el público, tanto en los temas tratados como en el lenguaje escénico empleado. Es “puro teatro” en el sentido más noble del término.
Apoyo a la dramaturgia extremeña y fuerte apuesta por obras internacionales. Háblanos de este tema.
En cuanto a la dramaturgia extremeña hay que resaltar la labor que están desarrollando mujeres profesionales-artistas muy creativas y combativas de nuestra comunidad autónoma. Concha Rodríguez con Homenaje Inesperado, Memé Tabares La vida secreta de Petra Leduc, Cristina D. Silveira La vida de los Salmones y Virginia Campón Fantasmas de agua derrochan talento y compromiso en todo lo que abordan. La compañía Asaco que nos trae Custodios, es asidua de FETEN, el certamen más importante dedicado al teatro infantil de nuestro país. En el apartado extremeño no están todos los que son, pero son todos los que están.
Respecto a la programación internacional, la “internacionalización” del Festival es uno de los objetivos estratégicos de la Consejería de Cultura y del Teatro López de Ayala. La oferta internacional ha demostrado ser una gran fuente de inspiración, tanto para el público en general como para los profesionales y aficionados a las artes escénicas de nuestra ciudad. Así lo ha sido en las dos últimas ediciones del Festival.
Eugenio, sabemos tu posible respuesta pero ¿Qué obras destacarías de este Festival?
Las destaco todas y dejo en manos del público elegir la que más se adapte a sus prioridades y sentido de la curiosidad. En la web del López de Ayala vienen todas muy bien reseñadas con enlaces a las páginas web de las distintas compañías programadas.
Dentro de estas compañías hay bastantes espectáculos para los más pequeños…acercar el teatro desde la base…
…Este año, están Estrella de la compañía vasca Marie de Jongh, La vida de los salmones de Karlik Danza Teatro y la antes mencionada Custodios. Calidad, poesía, sensibilidad y sentido del juego en todas ellas.
Que elija el público entonces…tú conoces perfectamente las entrañas del teatro desde hace muchos años; Acción, dirección, producción y programación ¿Cómo se encuentra la salud del teatro actualmente?
Es un tópico decir que el teatro está siempre en crisis y su salud sufre grandes vaivenes, pero se mantiene gracias al esfuerzo, inventiva y dedicación de todos y todas las que nos dedicamos a esto. Es vocación pura y la capacidad de resistencia parece ser inextinguible.
Al Festival le habéis aportado talleres y charlas para público en general y profesionales del teatro. Acciones que nos sumergen en la realidad teatral desde las múltiples ópticas de este mundo, producción, cooperativismo entre países, talleres de dirección y escritura…¿Qué satisfacción extraes de estos interesantes encuentros?
La satisfacción del aprendizaje y de acceder a unas fuentes de inspiración que te renuevan y plantean nuevos desafíos. Este año contamos con un taller de dirección, interpretación y dramaturgia de uno de los valores más interesantes en el actual panorama teatral de nuestro país, el valenciano Víctor Sánchez Rodríguez que el pasado año nos dejó una muy grata impresión con su espectáculo Cuzco y que este año cierra el Festival con What is love, baby don’t hurt me, una libérrima versión del Ivanov de Chéjov.
42 años de Festival, pocos en España son tan longevos…¿Qué significa para la cultura del oeste español este Festival de Badajoz?
Mantener viva la llama de las artes escénicas contemporáneas. Llevo casi treinta años viviendo en esta ciudad y el Festival, desde la época en que lo dirigía José Manuel Villafaina, pasando por los años de Paco Muñoz y Miguel Murillo, siempre traía a la ciudad el soplo refrescante del teatro contemporáneo, la danza, el teatro-circo. Claro que ha habido sus claros y oscuros, pero ahí se mantiene, ahí están los abonados, los “nuevos públicos”, los estudiantes y, como decía el maestro Peter Brook, es reconfortante comprobar que aún sigue siendo útil a la sociedad.
Sabemos de tu afición por la lectura, las series y el cine…La evolución de ciertas ramas artísticas ha provocado una nueva forma de ver cine, acceder a la literatura…¿Obras como la de Richard Saudek, Bram Graafland o la maravillosa Finding Joy son esa evolución del teatro, una forma actual de llegar al nuevo público?
Lo mejor del teatro es que es un arte vivo, que evoluciona, se reinventa, bebe de las fuentes y las tradiciones y se adapta a la sensibilidad de los tiempos que le toca vivir. Como decía un joven espectador de Finding Joy el pasado año: ¡Es mejor que el 3D!
Dinos una obra que hay que releer cada año
Luces de bohemia de Valle Inclán…Shakespeare, Tennessee Williams…y tantas otras.
El teatro es para ti…
…Parafraseando a los Monty Python, El sentido de la vida o lo que da sentido a la vida, entre otras cosas, claro.
Entrevista. Willy López | Fotografía. Félix Méndez / Pkp