No solo se improvisa en el jazz. Los acordes y desacordes también se producen en el periodismo y cuando las cosas no salen dadas… ¡Platillo al aire y plas! Artículo improvisado. Un riff del fotógrafo en las pruebas de sonido de Fred Hersch, un «solo» del redactor ante su teclado a lo Lee Konitz y Thelonius Monk en la maquetación de la editorial.
Nuestro trabajo es así. Dependemos de las ganas que tenga Leo Bassi de estallar excremento en su cara, de esperar a que se caliente un teatro de seiscientas noventa butacas con una pavesa del brasero de picón o de improvisar “Valentine” con algo de jamón en el estómago.
Walt Whitman escribía “Si no das conmigo al principio, no te desanimes. / Si no me encuentras en un lugar, busca en otro. / En algún sitio te estaré esperando”. «Hojas de hierba» a las que hace referencia el pianista Fred Hersch, algunas de las palabras más importantes de la literatura americana, comenta el pianista norteamericano, poemas que han inspirado su proyecto «Leaves of Grass» y su experiencia como músico de jazz homosexual y VIH-positivo, el otro poeta del jazz.
El Village Vanguard de Nueva York fue la segunda vida de un acorde rebelde, el momento de volver a tocar tras un coma y la paralización de parte de su cuerpo. Aprender de nuevo y sentir las yemas de los dedos sobre las teclas blancas y negras del piano del legendario club de jazz. Fred destaca un disco entre miles, lo saca al vuelo y dice; Una noche en el Village Vanguard de Sonny Rollins. Una portada del sello Blue Note, Rollins con gafas negras, boca media abierta para soplar el saxo y un virado en violeta. Si quieres saber lo que es jazz debes escuchar este disco.
El trío llega a Badajoz, Eric McPherson a la batería, aplausos, John Hébert al contrabajo, aplausos y Fred Hersch al piano, más aplausos. Ensayan, calientan, solicitan, prueban, conversan, sonido, luces y cena. Todo listo para pasar una noche al estilo Village Vanguard en el 30 Festival Internacional de Jazz de Badajoz. El público, fiel y conocedor del disco de Sonny Rollins, no improvisa y llega puntual. Eso de hacer esperar no es nada elegante.
No había jazz en mi vida hasta que tenía 17 o 18 años. En plena basura tropecé por casualidad con el jazz, con un club de jazz, comenta Fred…improvisando en la vida y en el periodismo.
“En cierta ocasión, terminada la jam session, cuando ya me había retirado a mi casa a dormir, fíjate que oí llamar a mi puerta. Me levanté y fui a abrir con los ojos cargados de sueño, más furioso que un hijoputa [sic.]. Abrí la puerta, y allí estaban plantados J. J. Johnson y Benny Carter, cada uno con lápiz y papel en las manos. Les pregunté: «¿Qué queréis a esta hora de la mañana, hijoputas?»
J. J. dijo «“Confirmation”. Miles, cántame Confirmation. Tararéala.»
Poco antes, J. J. y yo habíamos estado improvisando sobre Confirmation en la jam session. Ahora pretendía oírmela tararear. Pues bien, se la tarareé medio dormido, en clave de fa. Así es cómo estaba escrita. Luego J. J. me dijo: «Pero, Miles, te has saltado una nota. ¿Dónde está la otra nota de la melodía?»” (Davis y Troupe 1991, 63).
Texto. Willy López | Fotografía. Félix Méndez