Según la Real Academia Española…de la Lengua…aforismo es una máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte. El poeta y cantante José Manuel Díez, añade a esa acepción algunos ingredientes más; los pensamientos, los sentimientos y las contradicciones. Veinte años trazando pensamientos, veinte años desbocao como un caballo, en plena libertad de contradicciones, papel y lápiz, teclado y pantalla, un escritor y un lector y los sentimientos afloran, y como dice el escritor extremeño, no es lo que escribes, es lo que desechas.
Al leerlo me libro del mal libro, al escribirlo el buen libro se libra de mí. Duende Josele
Carlos Tristancho parapeta al poeta en la Feria del Libro pacense, Duende Josele como le conoce medio mundo declama, su voz, su intensidad, su cadencia recubre sus propios versos de una potencia magistral, explota en su boca y llega como un bala al público, nos hace sangrar por dentro, nos hace pensar, sonreír y llorar a partes iguales. El actor, escritor y jardinero de la dehesa extremeña, Carlos Tristancho con Lord Byron vigilando de cerca, susurra que los poetas no saben mentir. La complicidad entre ambos desencadena que los setecientos jamelgos troten por la Feria del Libro en total libertad, cada uno a lomos del poema que más le hace tilín.
A José Manuel Díez lo conocemos de su banda, de buscar sentimientos garrapateros en las poderosas letras del Desván del Duende, lo conocemos de tocar, bailar y componer con otros grandes como Luis Pastor, Mercé, Coque Malla, Sharif, Benjamín Prado o Pepe Viyuela. Al segedano le seguimos en sus discos-libros, esas pequeñas joyas repletas de verdaderos desnudos integrales, cofres juglarescos de esencia sureña que apuntan siempre a una diana con dardos de emoción.
El aforismo 13 dice que no quiero que seas como yo…quiero que seas como yo y el aforismo 162 ninguna gota de lluvia cae en el lugar equivocado…todos cabalgan sin error, en la pátina del poeta y la belleza y bondad de una especie de greguería con sello Josele, un gran espejo al que mirarse.
Willy López | Fotografía. Félix Méndez