El arquitecto Frank Gehry recibió en 2014 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Los periodistas allí presentes lo que recibieron del premiado arquitecto fue una peineta. El dedo corazón enhiesto y los otros cuatro recogidos como respuesta ante la pregunta ¿Qué opina de quienes piensan que su arquitectura es espectáculo? La respuesta verbal fue que el 98 % de los edificios que se hacen hoy son pura mierda, carecen de sensibilidad, sentido del diseño y respeto por la humanidad.
Un dedo puede servir para insultar, un simple dígito puede aportar desobediencia, mala educación y atrofia profesional de ego non intellego. En este contexto, Rem Koolhas explica que la arquitectura es una mezcla paradójica de poder e impotencia, que cualquier proyecto arquitectónico que se hace toma por lo menos cuatro o cinco años, por lo que cada vez más existe una discrepancia entre la aceleración de la cultura y la lentitud de la arquitectura.
Pero un dedo también sirve para apretar modelos y moldear edificios. Hablamos de poder e impotencia, de solvencia y creatividad, pero también hablamos de la era digital como una herramienta más para estampar las sombras de los edificios para que quede su luz en la posteridad. Hablamos con Justo Garcia en el MEIAC, junto a una muestra de su recorrido profesional. Obras no fraguadas sobre el terreno, edificios que permanecerán incólumes al paso del tiempo, proyectos donde la imaginación necesita del pincel de Javier Fernández de Molina. Un espacio, nuestra dehesa, donde las formas pueden aportar sensibilidad, estética y respeto, algo así como lo que la arquitecta Zaha Hadid siempre decía que intentaba concebir; edificios que produjesen un nuevo tipo de paisaje, que pudieran fluir junto a las ciudades contemporáneas y las vidas de sus habitantes.
El MEIAC, una antigua cárcel reconvertida en museo… un espacio arquitectónico de la ciudad tan particular acoge a un arquitecto entre sus salas…
…El oficio se aprende, la arquitectura se aprende pero la ética se debe llevar dentro. Bajo esos principios, ese trabajo y en un espacio tan emblemático como éste, esta muestra pretende recoger parte de mis proyectos elaborados, como en su momento se hizo con el uso de este espacio, con la mayor profundidad ética de mi profesión.
¿Cómo podría definir lo que es la arquitectura?
Nunca lo he pensado, nunca he tratado de buscar un pensamiento acerca de cómo definir la arquitectura. Oiza comparaba la arquitectura a la labor que realiza un músico, es decir “Romper los límites de la forma, lo que es protestado por la masa”. La finalidad de la arquitectura es crear un espacio acogedor, pero después por cuestiones de simplificación mental puedes olvidarte de ello, aparcar ese concepto y convertir la arquitectura en algo técnico, en volumen, en manipulaciones de elementos formales, lo mismo que hace Javier Fernández de Molina con sus obras pictóricas.
Sáenz de Oíza también decía que «la arquitectura debe ser hermosa aunque no funcione; capaz de conmover, aunque tenga goteras».
Cuando trazas una línea no quiere decir que no estés pensando que esa línea no pesa.
¿En la arquitectura doméstica te lanzas tanto como en la arquitectura más arriesgada?
El que no arriesga no gana. Eso va dentro del carácter, está la parte creativa y la parte más profunda de cada uno que nos mueve a arriesgar.
“El oficio se aprende, la arquitectura se aprende pero la ética se debe llevar dentro”
Hablas de las herramientas digitales como la única manera de avanzar con firmeza, celeridad y practicidad en el mundo de la arquitectura
A la conclusión final que he llegado en este tema es algo digital es de dígito, de mano, de hecho ahora yo me pongo hacer escultura y lo guarreas todo con la mano, le das forma, lo escaneas con los medios que tenemos, le das a un botón y lo has convertido en un archivo digital. El problema que hemos tenido hasta ahora es que hasta hace bien poco sólo hemos hecho cosas rectangulares porque es lo más fácil de hacer, lo más económico y racional. Pero hoy en día tenemos la posibilidad de ejecutar cualquier cosa hecha con las manos y transformarla al digital. Se trata de trabajar como lo hacen los niños pequeños, con la plastilina o el barro, lo digital es manual a la vez.
¿Qué tope estructural tiene este valor añadido en la profesión?
Justo García se saca un pañuelo de papel del bolsillo, lo aprieta, le dan un retoque con la mano y lo mantiene firme sobre su palma.
Esto lo escaneamos, lo acotamos absolutamente todo y lo convertimos en un archivo digital con una escala 1/100 y lo transformamos en un edificio inmenso lo grande que queramos. Tiene la idea, la representación y el cálculo, todo lo necesario para hacer arquitectura.
¿Y económicamente se abaratan costes con este proceso?
Lo único que no se puede hacer económico es un encofrado de las piezas de hormigón (Se dirige a la foto que muestra la estación de autobuses del Casar de Cáceres) de doble curvatura, el resto y este es un solo ejemplo, es ahorro y espacio libre para la creatividad.
Sus trabajos tienen esa sensación de permanencia infinita, sus formas son tan definidas y potentes que parece que nadie las podrá demoler o modificar…
…No pretendo que mi trabajo sea narcisista, con mis edificios lo único que quiero realizar es una estructura que tenga vigencia, un sello, un forma que al intentar quitar un elemento sufriera el total del edifico. Otra cosa es que cada uno quiera interpretar de una manera u otra un espacio ¡Podías de pintar el suelo de verde! ¿Por qué no poner la pared de madera? Y ese tipo de cuestiones.
“Hoy en día tenemos la posibilidad de ejecutar cualquier cosa hecha con las manos y transformarla al digital”
Las opiniones, al tratarse de obras públicas los ciudadanos tienen derecho a esa libertad
Claro que sí, la gente tiene todo el derecho del mundo, pueden dar sus puntos de vistas, estamos expuestos a ello. Las obras de los edificios tenían que tener los nombres de los arquitectos que los han realizado, para bien o para mal, el ciudadano pueda conocer más al autor.
Hablando ahora de tu autoria, de esta exposición ¿Qué podemos encontrarnos en ella?
Parte de mi trabajo, maquetas, block de notas, fotografías de edificios terminados. Esos bocetos son mis horas en una cafetería con el Ipad concretando mis proyectos, calentando las ideas, una manera de hacer arte casera.
¿Qué espacios, edificios, obras del mundo tiene como referencia?
Son muchos, sería muy difícil detallar alguno. En España la Torre del Banco de Bilbao de Saénz de Oiza por ejemplo, porque es un edificio que crea un modelo, el paso siguiente a la creación de un edificio determinado, algo muy importante. Transformar algo que nadie ha hecho en una corriente es de elogiar. El rascacielos es el edificio actual, un edificio en altura…y después el edificio que más admiro es…¡La dehesa extremeña!…[ríe]…disfruto mucho paseando por el campo.
Entrevista Willy López | Fotografía Féliz Méndez
Justo García Rubio tenía desde mi humilde punto de vista un enorme defecto: en su cabeza no cabía que su profesión – arquitecto -tuviese un fin social. Eso hacia imposible que ningún promotor particular le hiciese encargos, porque sus necesidades no le importaban nada. Solo le importaba «su obra artística». Por eso solo podía trabajar para la Administración pública, que le ha permitodo hacer y deshacer a su capricho, diseñando edificios nada prácticos, cuando no imposibles, como por ejemplo el Centro de Salud de Nuevo Cáceres. Pregunten a los que allí trabajan y sufren las carencias prácticas de su arquitectura.
DEP