Fernando Savater vive bien en San Sebastián, nos lo cuenta tras la entrevista, ya sin cámaras ni agentes literarios de por medio. Visitar Badajoz, con un libro en ristre supone para el filósofo, profesor y escritor, desvirgarse con sus textos más íntimos, crudos y diferentes de su archivo literario. Un honor para el intelectual, un placer para el lector de la tierra. Atrás quedaron sus Éticas y Políticas para Amador, su Ética de urgencia, de empresa y de ciudadanía, atrás, delante y debajo y encima, todo un arte de contar, narrar en ensayos lo que ahora supone su ética más dolorosa, La peor parte. Esas memorias de amor que han obligado al donostiarra trazar a trozos durante cinco años las vivencias de su pareja fallecida en 2015. Un homenaje en palabras de Savater, que debía a su pareja, su amor durante tanto años, un recorrido por esos momentos especiales de nuestra vida, la época mala del terrorismo vasco y miles de cambios más. El libro no está destinado a contar tristezas o malos momentos, hablo de ella como un modelo de reflexión sobre el dolor y la fuerza que mujeres como Sara Torres, tienen en la historia de este país. Fernando Savater recuerda que el libro habla de ETA, de sexo, de fiestas y lecturas y que es el primer libro que ella no va a leer, la primera lectora y correctora de mis manuscritos, detalla.
Fernando Rueda es periodista, y de los comprometidos. De aquellos que investigan e investigan y no pierden un momento para seguir investigando. Lleva una mascarilla diseñada por su mujer, representaciones de la muerte de raigambre popular mejicana. Hablamos con el autor de Yo confieso, la vida Mikel Lejarza, y de la reciente publicación Destrucción masiva, donde la muerte, el espionaje y la omisión política cobran tintes de ciencia ficción.
En destrucción masiva, nos cuenta el autor, es un reto de muchos años, 16 años componiendo las piezas necesarias para narrar la verdad, que nunca se contó. Destapar el acontecimiento más grave de la historia del servicio secreto. Dos agentes españoles destinados en Bagdad en junio de 2000 consiguen una gran información y fuentes de alta calidad en el país de Sadam Husein. Tras los atentados del 11S y el ataque a Afganistán amparado en la búsqueda del jefe de Al Qaeda, Osama Bin Laden, el presidente estadounidense George Bush decide invadir Irak justificándola en la colaboración del dictador con Bin Laden y en la posesión de armas de destrucción masiva. Los dos espías investigan esas denuncias e informan de que son falsas, a pesar de lo cual el presidente Aznar no les hace caso y prefiere creer los informes que le llegan de la CIA y el MI6. La guerra estalla y los agentes tienen que regresar a España, abandonando a varias de sus fuentes que temen ser asesinados e incumpliendo sus promesas con ellos.Tras asentarse la invasión, El CNI les reenvía a Bagdad asumiendo el grave riesgo de que sus vidas corren peligro porque todo el mundo les conoce y además hay gente ansiosa de vengarse de ellos. Pocos meses después aumenta el despliegue de agentes con la misión de garantizar la seguridad de las tropas españolas que envía el Gobierno. La conclusión es dramática: un agente es asesinado a manos de un clérigo chiita que conocía desde hacía tiempo y otros siete caen durante una trampa de la resistencia.
Espionaje y contraespionaje gubernamental. Las líneas de Rueda para gestar el true crime de esta biografía. Yo he escritos montones de libros de libros de historias de espías y muchos otros pero el problema es que no se cuenta quiénes son, quiénes están detrás de ellos, las personas que les rodean, esa historia es la que yo estaba empeñado en poner en papel. Lo único que pasa es que cuando yo estaba creando la historia haciendo true crime me di cuenta de que era un desastre el final, porque el Gobierno, Aznar, el CNI se portaron absolutamente muy mal con todos ellos, con lo cual hice un epílogo de más de cien páginas, para contar ese final que se dice que podía haber sido lo que en realidad no se cuenta.
Y del amor de Savater y de los olvidados espías españoles abandonado por el gobierno de Aznar al compositor Waldo de los Ríos. Miguel Fernández, su autor nos cuenta. La biografía de Waldo de los Ríos, escrita por Miguel Fernández. La historia de uno de los compositores más trascendentales del siglo XX en España. Poco antes de la medianoche del 28 de marzo de 1977, un amigo encontró moribundo al compositor Waldo de los Ríos en el dormitorio de invitados de su casa madrileña. Desde hacía varios meses, De los Ríos atravesaba una mala racha: había adelgazado mucho, bebía, trasnochaba, tomaba constantemente tranquilizantes y se sentía amenazado por unas extrañas llamadas telefónicas de las que no daba muchos detalles. Además, vivía obsesionado con la idea de perder la fortuna que había amasado desde que, ocho años antes, compusiera elHimno a la Alegría, un disco que alcanzó el éxito en Estados Unidos, Alemania o Canadá. Su peculiar forma de orquestar había servido, además, para lanzar al estrellato a artistas como Raphael, Karina o Mari Trini. Por sus manos, habían pasado muchos de los éxitos de los años sesenta y setenta: desde Cállate niña, a La Yenka pasando por la sintonía de Curro Jiménez. Aunque era un personaje popular en España, Argentina o Francia, Waldo de los Ríos.
Este libro es un desafío que cambio la vida de España, aquellos años 60 donde las carreteras se convertían en autovías, las costas de hoteles para turistas, las casas se llenaban de electrodomésticos, y donde la música también cambió. En ese cambio, Waldo de los Ríos tuvo mucho que ver. También se detalla en el libro las décadas siguientes donde el país también comenzaba a respirar de otro modo, en esa época el compositor sufre, tanto que asume que es como es, y asumir ese compromiso personal le condenaba ir a la cárcel porque la homosexualidad era un delito. La mala digestión del éxito, puntualiza Miguel Fernández, precipita en un final trágico.
Es curioso como un protagonista de la cultura como Waldo de los Ríos no tenga calle en Argentina o España, señala el autor, el compositor tuvo hasta la oportunidad de trabajar con Stanley Kubrick, cuando preparando la Naranja Mecánica se encuentra con un señor que ha hecho un tratamiento audaz y novedoso de la Novena Sinfonía de Beethoven. El director llama a Waldo de los Ríos para tener un encuentro con él y su trabajo, pero la propuesta de Kubrick de alguna manera asusta al compositor por la utilización de instrumentos difícil de integrar en su obra, rechazando la propuesta de lanzarse al estrellato de manera sideral.
Willy López | Fotografía. Félix Méndez