Federico Mayor Zaragoza; licenciado en Farmacia, profesor, director de la UNESCO durante 12 años y poeta.
Juan Carlos Rodríguez Ibarra; Licenciado en filosofía y letras, profesor universitario y 24 años presidente de la Junta de Extremadura.
Nuevo formato de las charlas de la Fundación CB. Un espacio: la RUCAB y una conversación a tres: Federico Mayor Zaragoza, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y el público. Un público que pudo disfrutar de una interesantísima charla.
Durante la charla pudimos viajar a las primeras reuniones, hace algo menos de ochenta años, donde ya se hablaba del cambio climático, pudimos entrar de lleno en la visión global de la actualidad tecnológica, de las garras del señor Google y de los vicios que acarrea vivir en un futuro cibernético con pizarras y apuntes de tiza en las actuales escuelas. Conversamos con Jacques Delors desde las entrañas de la UNESCO, y compartimos a la extraña pareja de Jordi Sole Turá y Fraga para un fin compartido más allá de las ideologías, hacer los Caminos Xacobeos del Norte un espacio Patrimonio de la Humanidad.
Tocamos tierra y revivimos el 23F, la lucidez de Adolfo Suárez para desactivar la encrucijada política social del momento. Con Federico Mayor Zaragoza encontramos la identidad humana para resolver el futuro 2.0 y con Juan Carlos Rodríguez Ibarra evitamos a las personas con certeza dogmática, me quedo con los que dudan, comentaba con ironía en presidente de la región durante 24 años.
Con Federico Mayor asistimos a las reflexiones lacerantes sobre la profunda crisis climática que sufre el planeta, la verdadera preocupación actual, un problema de índole internacional donde se puede pasar de remar juntos, con los 195 países del mundo de la mano de Obama a pasar olímpicamente del asunto con el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Cuatro años para virar hacia un mundo peor, un mundo donde, comentaba Rodríguez Ibarra, nuestros hijos y nietos estarán estudiando carreras que cuando terminen ya no existirán. Cambios culturales, piruetas sociales y políticas a un ritmo mucho más veloz que cualquier tren que circule por Extremadura.