Alcántara, como todas las localidades mágicas de Extremadura, tiene su propio color, su particular sonido, su fragancia impresa en zaguanes y rincones, su espectro de silencio, un mutismo orgánico que sólo los retozados en sus sillerías saben apreciar. Alcántara es un jeroglífico de venas árabes, sangre batallera y músculo romano, una frontera que divide el habla y proyecta su eco en patios de conventos, una villa que chulea de arquitectura, un puente con piernas de coloso y un muro de hormigón que mantiene en suspense una cantidad ingente de agua, muchos siglos de luchas y 32 años de arte y cultura en forma de teatro.
De esas 32 ediciones, las últimas cuatro las llevan confeccionado un equipo profesional made in Extremadura con Olga Estecha a la cabeza como directora artística. A Olga le brillan los ojos al hablar de teatro, se le agarrotan las manos al hablar de sus compañeros de profesión, de los que trabajan planchando los trajes, de los que iluminan con un foco desde el fondo del escenario, de los que escriben obras, de los que arriesgan su vida para montar una compañía, de los que actúan, recitan, sienten y gozan encima del escenario, de los que a pocos metros de los actores, en la orilla del Convento de San Benito, se dejan llevar por historias y tiran de lágrimas para no parpadear, para no perderse un instante del instante único e irrepetible de una obra de teatro.
Sabemos que Alcántara supone un hito muy importante en tu carrera…
…Sin lugar a dudas, yo vengo del teatro extremeño, yo empecé profesionalmente con el Teatro Estable en Cáceres, pero curiosamente para mí Alcántara tiene mucha magia porque yo empecé en esta localidad haciendo teatro amateur interpretando a la Princesa de Éboli. Fui un salto muy importante en mi carrera y la implicación con este Festival es desmedida por el cariño que le tengo a este escenario.
¿Cómo llegas a la dirección tan pronto?
Compaginando el papel de actriz y ayudante de dirección gracias al Teatro Estable de Cáceres de la mano de Paco Carrillo. Con Atacama Teatro empiezo también a dirigir sin dejar de actuar hasta hace diez años que me quedé embarazada y la maternidad me llevó por otros caminos en la dramaturgia. En ese momento te dejan de llamar, tan duro como una obra trágica de teatro…[Ríe].
Pero la vida da muchas vueltas, y tras currarte la vida en los escenarios ahora puedes dirigir un festival tan relevante para la región…
Tengo la suerte de haber mamado esta profesión en Extremadura, de haber trabajado con verdaderos maestros y compañeros y eso me hace conocer parte de los que se cuece en los escenarios y en el público que asiste al teatro. He recorrido muchos kilómetros con funciones por toda la región y tengo una perspectiva muy cercana de cómo se trabaja aquí.
“En primer año como directora adelgacé dieciocho kilos y me rompí una pierna”
¿Cuánto tiempo llevas como directora artística y qué balance puedes hacer en este tiempo?
Es mi cuarta edición en el Festival de Teatro Clásico de Alcántara y el balance es bastante personal, es decir, cuando realicé el proyecto para el Festival programé todo aquello que yo quería hacer. En el primer año comenzamos muy tarde, sólo tuvimos tres meses para preparar todo, gracias a que tengo un equipo profesional… [Ríe]…y familiar buenísimo. No olvidemos que éste festival llevaba un rodaje de veinte años y eso te lo pone mucho más fácil. De ese primer año recuerdo que me dejé aconsejar por los trabajadores que habían trabajado las ediciones anteriores, pero fue duro…[Ríe]…adelgacé dieciocho kilos y me rompí una pierna. Los años sucesivos mantuvimos la adrenalina y los nervios de la producción pero bastante más relajado.
“Tengo la suerte de haber mamado esta profesión en Extremadura, de haber trabajado con verdaderos maestros y compañeros excepcionales»
¿Qué trabajo, cuánto tiempo lleva elaborar un festival como este?
Sobre diciembre empezamos a ver obras relacionadas con el siglo de Oro. Preparamos una planilla para viajar y poder seleccionar los montajes más adecuados para este festival. Los vídeos ayudan bastante para hacer más fácil el visionado de las obras. El escenario de este festival tiene unas peculiaridades y queremos que la obra encaje sin forzar. Con el Brujo, por ejemplo es fácil, porque él sólo llena el escenario y el público es fiel a sus representaciones. Dentro de este trabajo de selección también queremos acercar al público más joven el teatro del siglo de Oro, con obras más arriesgadas y con caras conocidas sin perder un ápice la calidad de la obras. No queremos olvidar tampoco a las compañías independientes dentro de este marco, aportan mucha frescura.
Y hablando de frescura ¿Qué ofrece el programa de esta edición?
Este es uno de nuestros objetivos a la hora de definir que programación hacer. Queremos acceder al abanico más variado de público posible, de ahí la variedad. Buscamos una programación seria, variada, que cifra en la calidad de los espectáculos su premisa irrenunciable. Por supuesto, enclavados en Renacimiento y siglo de Oro.
¿Qué esperas del público que asiste a estas obras…con qué te quedas?
No me canso de decir que el público alcantarino es un público acostumbrado al teatro clásico. Lo disfrutan, lo conocen,….el siglo de Oro no es un desconocido para la población. Con esto es con lo que me quedo. Espero que les guste la programación y que disfrutemos todos de estas noches que presiento mágicas.
¿Esa magia supone un chute de dramaturgia, un verdadero impulso de turismo cultural?
Creo que el turismo cultural es una de las grandes bazas de nuestra Comunidad. Tenemos una región cuyo verano se impregna de cultura. Tenemos un patrimonio histórico enorme, al que debemos unir todo nuestro potencial, todo nuestro esfuerzo para hacer de los veranos extremeños, calurosos y culturales, un lugar ineludible de vacaciones… !Aquí hay una cultura de lujo, disfrutémosla!
“¡Aquí hay una cultura de lujo, disfrutémosla!”
Tú que vives el teatro 24 horas al día y 365 días al año…¿Cuál es el estado de salud del teatro?
Extremadura tiene profesionales como la copa de un pino, con gente muy buena a la que hay que mimar y apreciar más. El caso en el que este festival no hay actores extremeños es pura coincidencia, son años puntuales y obras muy definidas, no significa que los tengamos olvidados. En el momento que Extremadura exista un montaje que consideremos que esté a la altura de los 200 metros cuadrados y del público que asiste a las representaciones tendrá cabida sin lugar dudas dentro de la programación. Esa sensación generalizada de pensar que los de aquí valemos menos en el ámbito cultural es un desacierto mayúsculo.
Entrevista. Willy López | Fotografía. Félix Méndez
