Bueno, digamos que es fácil. Nos ponemos delante de un tipo que se queda atascado durante diez minutos a una silla. A simple vista es fácil. El payaso gimotea, suspira y exaspera durante ese tiempo. Muchos ojos están puestos en su angustia. Es relativamente sencillo. Parte de ese público sabe que saldrá indemne. Charlie Rivel vigila desde arriba. Uno de esos focos que no deja de emocionar cada vez que se ilumina el escenario. Sí, es posible, la cosa está hecha. La banda sonora suena de fondo, temas de Satie, Verdi y Tchaikovsky. El payaso recita. Liberado y ya con la guitarra suspendida en la carpa del circo. La voz de Pepe Viyuela funanbulea sobre la cuerda en una métrica de domador. Una nariz roja, en una cara fibrosa, en una cabeza calva, entre dos grandes ojos. Vamos allá, lo tenemos.
Oboe, violines, y contrabajos y como verdaderos acróbatas, sorteamos músicos de la Orquesta de Extremadura, atriles y mazmorras. En el camerino nos espera una grabadora hecha trizas y un abrigo hecho jirones. Una funda de terciopelo arropa la silla. Sí, esa silla que tanto nos angustia, nos hace gozar, nos hace reír y de la que sabemos que, una vez más, dejará libre al payaso. La caída al vacío en el circo no sólo es cosa de los que se suben a la cuerda, el vértigo se tiene también sobre la pista, con unos zapatos de medio metro y una maleta llena de poesías. Suena el redoble de tambores de la OEX…¡Et voilà! Lo conseguimos. Estamos ante el Bestiario del Circo de Pepe Viyuela, ante un Bestia del Circo.
¡Una orquesta sinfónica y el circo de Pepe Viyuela!
Habrá gente que quiera escuchar a la Orquesta, otros vendrán con una cierta curiosidad por saber qué es el Bestiario del Circo, y luego supongo que habrá gente que lo quiere es reírse…y habrá gente que querrá todo. En realidad este proyecto es una paleta de posibilidades, de colores distintos y cada persona podrá elegir lo que más le guste. La mezcla es lo más importante. El hecho de que una orquesta como la de Extremadura acoja otro tipo de disciplinas como puede ser la lectura de textos o la irrupción de un bufón que rompe ese clima solemne que alberga este tipo de música me parece bonito.
Has mencionado la palabra bufón, Leo Bassi define su profesión como bufón y muy orgulloso de serlo, muchas veces buscamos etiquetar a las personas, El roto por ejemplo en su viñeta de El País ilustraba una sombra de persona a la que le obligaban a definirse, sombra que contestaba, aunque le parezca difícil creerlo no sabría hacerlo, Pepe Viyuela, actor, humorista, poeta, payaso…
…[Ríe]…necesitamos darle nombre a las cosas para tenerlas más colocadas en nuestro mapa mental, en ese sentido a mi personaje nunca le he podido poner un nombre. Yo le llamo el personaje, ese personaje que aparece que es un payaso me preguntan muchas veces por su nombre y jamás ha tenido nombre, incluso cuando se lo he intentado poner ni siquiera se le ha caído, he dejado de usarlo porque no me ha acabado de convencer. Digamos que lo indefinible también debe tener o puede tener un lugar en nuestra vida y además de una manera mágica. No tiene nombre pero existe y hay cosas que no existen hasta que no tienen nombre, parece que si no apareces en algún sitio no existes. En mi caso esta indefinición no tiene mayor relieve, yo soy actor y después en mi faceta de la interpretación aquella que faceta que más quiero es la del payaso. Es la que más me gusta hacer, donde mejor me encuentro aunque fue a la que llegué a ella por casualidad.
Payaso por casualidad…
…sí, yo quería ser actor, estudié arte dramático y cuando salí de la escuela me había formado en muchas disciplinas como todos los actores, interpretación, textos, el método Stanislavski con alguna variación dependiendo del maestro que te tocaba, pero yo en el payaso no había pensado nunca…lo que pasa es que terminas de estudiar, empiezas a buscar y todos los sitios a los que yo podías aspirar a trabajar eran bares, centros culturales pequeños, en sitios donde solo exigían hacer humor…1988, Madrid bullía en aquel momento, pero la petición era casi siempre la misma, hacer algo de humor…¿Habrá que hacerlo no?…[Ríe]…y entonces empecé a idear cosas relacionadas con la interpretación cómica.
Soy actor y después en mi faceta de la interpretación aquella que faceta que más quiero es la del payaso. Es la que más me gusta hacer, donde mejor me encuentro aunque fue a la que llegué a ella por casualidad
¿Y de dónde nace este payaso sin nombre?
La pregunta que me hice fue ¿Qué te hace reír a ti? Y entonces me encontré claramente frente con mis maestros, que yo no sabía que lo eran hasta ese momento, del cine mudo, Chaplin, Keaton, Harold Lloyd, toda aquella comedia de slapstick, de golpes y de torpeza me había gustado desde niño. Y sobre todo había una cosa que me había marcado desde pequeño que era Charlie Rivel, ver a aquel señor con su silla de traje hasta los tobillos hacer uhhhh…aquello me impactó, me marcó para siempre y de ahí la silla, la guitarra y de ahí digamos, otro montón de pinceladas que surgen de todos estos maestros.
1988, Madrid bullía en aquel momento, pero la petición era casi siempre la misma, hacer algo de humor…¿Habrá que hacerlo no?
En Bestiario de un circo se recoge todo esos homenajes…
…Sí, evidentemente, y aunque eso ha llegado mucho más tarde, y yo no me considere ni poeta o escritor, la proposición que me hizo mi amigo y poeta Manolo Romero no la pude rechazar. Él fue mi inductor, el que me animó a escribir sobre algo que me apasiona y es mi vida. De Bestiario de un circo estoy muy contento, en primer lugar porque es un lugar al que sí he puesto nombre, he definido todas las emociones que yo tenía guardadas dentro de mí desde la infancia.
¿Cómo enganchamos, y, me refiero al público, esa parte del poemario, la presencia del circo y una orquesta sinfónica?
El arte en general ya sea la música, la pintura, la literatura…tienen una gran capacidad para hermanarse por sí solas, es decir se puede estar mirando un cuadro seducido por la música, como en el teatro, donde se combina la palabra con la música o con el arte de luz. Las manifestaciones artísticas casan todas, no es difícil maridar todo lo que tiene que ver con la manifestación artística que al fin de cuentas no es más que un deseo de comunicar a los otros sentimientos.
Ruslán, Glinka, Tchaikovsky, Brahms, Mussorgsky, Erik Satie, Strauss, Verdi y Rossini…un equipo de fútbol para los pocos duchos en la materia musical…¿Cómo casa el Bestiario con esta “alineación”?
[Ríe]…Hemos hecho cosas de este tipo pero no tan largas, de ahí la necesidad de utilizar muchos compositores. Con las piezas anteriores te das cuenta que este formato poco a poco va funcionando. Y es el propio Manolo Romero el que lanza la idea a César Guerrero, arreglista y diseñador de espectáculos pedagógicos, para que se lleve a cabo.
El humor tiene sus misterios, pero cuando salta el resorte del espectadores ya no se para de reír y conectar con la comicidad del autor…y mira que en este país nos mofamos de todo pero cuesta hacer reír de verdad.
No creo que sea tan difícil, la gente tiene ganas de reírse, hay necesidad de reírse y en el momento en el que ves cualquier cosa…yo me río mucho con los niños y aprendo mucho de ellos para hace reír. Esa cosa de enfrentarse a la vida sin saber nada y mirar el mundo sin saber que están viendo y gracias al payaso yo puedo volver a sentirme como un crío. Yo a Raúl Miguel, el director de orquesta, no lo conocía de nada, pero una vez que te pones en ese papel, en esa imagen de niño pequeño eres capaz de decirle de todo, hasta asqueroso…[Ríe]…y es que el humor disuelve la tensión. Yo creo que en los Consejos de Ministros o en el Parlamento la gente se tiene que reír más, se llegaría a un mayor consenso, nos entenderíamos mejor…[Ríe]…es una teoría personal…cuando entras en un ascensor y los vecinos tienen una cara de seriedad infinita es horrible, cuando se rompe ese estado, la gente se relaja y se hace más fluida y amena la conversación. Se genera buen rollo aunque no se tenga la misma opinión de las cosas.
Hablando de opiniones y política, me veo en la obligación de preguntarte por ellas…Circo y política, cuéntanos.
Todo está unido. La política nos la hemos dejado arrebatar los ciudadanos pero eso es culpa nuestra y es ahí donde debemos participar todos los días. Deberíamos estar interesándonos por saber que pasa y los políticos profesionales deberían estar vigilados constantemente. Eso es hacer política también, decir que a mí no me interesa la política puede llegar a ser muy peligroso. La política engloba muchas cosas que nos conciernen en nuestro día a día como la sanidad, gastos tributarios, impuestos, comunicaciones, educación…¿Cómo no te va a interesar? Vivimos en un país donde se puede opinar y llevarse bien, cosa que hace años no pasaba y ahora se puede, otra cosa es que te signifiques y te lluevan hostias.
Me río mucho con los niños y aprendo mucho de ellos para hace reír. Esa cosa de enfrentarse a la vida sin saber nada y mirar el mundo sin saber que están viendo y gracias al payaso yo puedo volver a sentirme como un crío
El payaso, el circo como profesión…
Te gusta tanto lo que haces que parece que encima cobrar es un delito…[Ríe]…tenemos también la mala costumbre de querer comer todos los días…ojalá pudiéramos disfrutar todos los días de nuestro trabajo, nos iría mucho mejor a todos. Ser cómico es una cosa muy seria, implica mucha disciplina, implica estar muy al tanto de lo que pasa a tu alrededor. Hay que estar conectado con la realidad, saber enfadarte porque hay algo que no te gusta, pero luego saber darle la vuelta cuando tratas este tema en el escenario. Hay que cuidarse físicamente para dar lo mejor de ti, para mantener bien la voz, la capacidad expresiva, hay que estudiar mucho, tienes que estar fino. Para ser cómico hay que tener una disciplina casi de cartujo, tenemos la idea de que los cómicos y tradicionalmente así ha sido, de faranduleros y juerguistas, pero yo creo en la disciplina del samurái para ser cómico. De no ser así te pierdes en una isla.
Yo creo que en los Consejos de Ministros o en el Parlamento la gente se tiene que reír más, se llegaría a un mayor consenso, nos entenderíamos mejor
Y hablando de ese viaje para no perderse, de ese viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez, ¿Cómo ha evolucionado ese mundo de la interpretación, la vida de los cómicos desde tus inicios hasta ahora?
Hay dos partes, una la que tiene que ver con la proyección social, que claro, con las nuevas tecnologías puedes llegar a cualquier sitio, puedes colgar los videos en youtube o cualquier canal de imagen que se van a poder ver en cualquier sitio del mundo, hay una posibilidad e amplificar tu trabajo y hacer que se vea descomunal. Pero si nos vamos a la esencia del trabajo, que es lo que más me gusta y que es el directo, eso solamente se puede apreciar cuando vas al espectáculo en vivo. Existe algo que no admite fotocopias ni admite virtualidades. El teatro e incluso la música están en ese espacio, no es lo mismo ir a un concierto que escuchar el disco en tu casa por muy bueno que sea el sonido y muy buena la imagen si la obra la puedes disfrutar en directo. No emocionan de la misma manera, se viven experiencias que no se viven si no asistes al evento.
Hablas de emociones y de que existe muy buena salud humorística en España, pero el último estudio realizado depara una falta de interés en este país, con datos demoledores, donde existe una desidia de asistencia a actividades culturales generalizada.
Se nota que los teatros no tienen una afluencia buena, nosotros supongo que algo tendremos que ver, los encargados de convocar al público para que venga a los teatros a vivir esas experiencias no lo estaremos haciendo del todo bien. Pero también es cierto que tenemos una competencia feroz porque todo el mundo tiene en su mano y en su bolsillo una pantalla desde la cual se puede ver de todo sin salir de casa. La sociedad virtual se ha convertido en el principal atractivo para los jóvenes, pero hay que hacer algo, intentar convencer, seducir, sobre todo a la edad más joven, para que vengan a los espectáculos en directo. Y sencillamente porque la experiencia no es la misma, es comer en una hamburguesería de cadenas industriales o comer en casa de la abuela. En cualquier caso siempre ha sido un espectáculo de minorías.
Cine, teatro, circo, escritura, muchos y maravillosos escenarios artísticos donde desarrollar tu carrera…desde series de televisión como Aída, pasando por Tierra de Julio Médem, o El pisito en teatro…¿Dónde te sientes más cómodo?
Cómodo me siento en todas partes, pero lo que más me gusta es el teatro. El teatro tiene la posibilidad de conectarte directamente con el público y en televisión y cine eso no sucede. Es algo poderoso por la comunicación que se siente con todo lo que te rodea durante ese trabajo teatral, es algo único. La gente quiere contar cosas, historias, sueños y el teatro existirá siempre por ese simple pero tan importante motivo.
Para ser cómico hay que tener una disciplina casi de cartujo, tenemos la idea de que los cómicos y tradicionalmente así ha sido, de faranduleros y juerguistas, pero yo creo en la disciplina del samurái para ser cómico
¿Cuál es tu conexión con Extremadura?
Yo tardé bastante tiempo en conocer Extremadura. Extremadura y muchos puntos del mundo porque hasta los veintitantos largos no empecé a viajar, y fue a raíz de entrar en el mundo del teatro cuando amplié horizontes, una de las cosas que también le tengo que agradecer a esta profesión. Yo tenía una idea diferente de la región, pensaba que era un lugar más árido y más homogéneo y de repente te encuentras con una variedad y una riqueza natural abrumadora. Y además no sólo descubres esa belleza natural, también te llevas una sorpresa con la gastronomía, el arte, el encanto de sus pueblos y ciudades, con rincones maravillosos para vivir y descansar. Tras estar varias veces en el Festival de Teatro de Mérida me planteé buscar un espacio dentro de la comunidad extremeña para poder tener mi propio rincón y fue cuando elegimos la Vera como destino. Allí tenemos una casita y un trocito de tierra en Valverde de la Vera. Una Extremadura de retiro y paz…[Ríe]…¿Cómo no iba a elegir Carlos V retirarse aquí? Y mira que pudo hacerlo en casi todo el mundo en la época de su imperio…
…en parte eligió hace 500 años este sitio porque llegar a Extremadura, al igual que hoy, llegar era difícil…
…[Ríe]…esa es otra, es una parte que hay que solucionar, el tema de la comunicación con Extremadura con el resto del país es muy importante. Hay motivos para enfadarse a estas alturas. No sólo de que haya un tren en condiciones, se necesitan muchas cosas más para esta región.
Para terminar Pepe y ya que esta entrevista estaba concertada hace un año y tres meses, cuando actuabas con en Mármol para el Festival de Teatro de Badajoz, pero por el nacimiento de mi hija Berta no pudimos hacerla, ¿Cómo lleva la familia el mundo del teatro? Parte de la familia se dedica a la profesión…
…[Ríe]…¡Es verdad! ¡Qué bonita conexión!…mis dos hijos, que son mayores, Samuel y Camila son actores, igual que mi mujer, nos dedicamos todos plenamente al teatro…o lo intentamos. En ese sentido hemos sido una familia monotemática pero evidentemente estamos encantados de compartir experiencias. Yo particularmente estoy contento porque nunca pensé en nada para ellos, no proyecté la vida de mis hijos pero por lo visto si dejamos rastro su madre y yo sobre ellos. Venían con nosotros a los teatros, venían a la gira, a los rodajes, y lejos de generar un rechazo pues acabaron sintiendo que era lo que querían hacer.
Entrevista Willy López | Fotografía. Félix Méndez