Richard Saudek es beep boop. Puro tac- pum- zas. Pura escena. Un mimo haciendo clown, un payaso retozando mimos, un viejo ordenador de acceso telefónico con un ruido quejumbroso entre sus huesos. Richard Saudek es Crowed Outlet, un grupo de profesionales dispuestos a dar por saco con elegancia. Una cara cetrina, adquirida por la luz de un aparato digital, unos ojos adictos, perdidos, robados a la pantalla. Saudek encorva el alma y doma cuello, hombros, pecho, dedos, culo, rodillas y pies hasta vomitar a su personaje. Un poco de cine mudo, algo de la Comedia del Arte italiana y una pizca de los clowns de medio mundo. Estamos en las horas previas de la función, de un día cualquiera de un festival de teatro de Extremadura, estamos en un otoño de Badajoz.
Sobre el escenario, no sabemos si el técnico de sonido es el productor, si el director es el clown, si la encargada de los efectos es la técnica de luces, si el mimo es el acomodador y si el fotógrafo el taquillero que vende entradas y un puñado de buenas fotos.
Sólo hay dos elementos en medio de la escena, un mostrador blanco y alguien que medita tumbado sobre ella. Es Beep boop. Richard Saudek viene de lejos, a un océano de distancia y un Trump de presidente por medio complican su existencia artística a cambio de público europeo, sin dólares con los que pagar los tickets y sin muros con que disfrutar su espléndida obra.
Afable y educado Saudek nos atiende desde la timidez de su verdadero personaje. 60 minutos donde se explora la obsesión de la sociedad por la vida online a través de nuestros teléfonos inteligentes y otros dispositivos digitales, siempre cercanos. Interpretado a un ritmo vertiginoso con efectos de sonido, música original y multimedia, trata de la soledad aplastante de la modernidad y sus divertidas consecuencias.
Pulsamos el símbolo de grabar de nuestro teléfono móvil.
¿Richard cómo nos podrías definir “Beep boop”?
El espectáculo es un recorrido por nuestra obsesión con la tecnología y los dispositivos digitales que nos rodean.
Clown, mimo, teatro visual en el siglo XXI…
…Me interesa hablar de la modernidad a través de una expresión artística muy antigua como es el mimo. Los elementos que tú puedes ver están dentro del clown, seguramente los hayas visto en otros espectáculos, se tratan de trucos que todos conocemos, elementos antiguos que contrastan con el rabioso y salvaje presente.
¿Cuál es tu trabajo previo para poder ponerte delante del público durante una hora y contarnos una historia que nos atrape?
Es gracioso, porque el tema es duro, hablo de la soledad, de vivir aislado, pero como se hace a través del lenguaje corporal, de la mímica, de los sentimientos que puedo mostrar es importante que conecte con el espectador. Es u na obra donde el público forma parte de la obra desde que pasa la puerta del teatro hasta que termina la función. Para ello hay que trabajar duro, con elementos básicos y minimalistas, mostrar lo cotidiano pero desde otra óptica más poética, más corporal, más teatral.
Hablas de elementos tan cotidianos como este móvil con el grabamos la entrevista o el ordenador que te pone efectos sonoros durante la obra…
…Es interesante como nos mantenemos conectado obsesivamente a través de los teléfonos móviles, a las redes sociales, a las tablets, pero en realidad estamos solos con nosotros mismos. También se expresa el aspecto positivo de la digitalización social, porque criticar es fácil.
La aparente sencillez de Beep boop tiene un largo recorrido de producción hasta refinar esta obra. ¿Cómo se ha trabajado esa puesta en escena?
Cerca de dos años de preparación para llegar a la obra que proyectamos ahora. Al principio tenía todo el equipo de sonido en directo, con los efectos de sonido in situ y a través del proceso de creación nos dimos cuenta que necesitamos establecer una relación entre el intérprete y lo que el público oye. Hay un sentido de juego que es muy clown. Y aquí es donde entra en juego la otra persona que está en escena, que es la que controla y despliega todos los efectos de sonido y que interactúa con él.
Es gracioso, porque el tema es duro, hablo de la soledad, de vivir aislado, pero como se hace a través del lenguaje corporal, de la mímica, de los sentimientos que puedo mostrar es importante que conecte con el espectador
Sabemos que el teatro es universal pero suponemos que la acogida de una obra como Beep boop tiene diferente acogida entre el público de diferentes países…
…A medida que pasa el tiempo creo que se está haciendo más similar, durante mucho tiempo hubo grandes diferencias peor cada vez estamos más expuestos al teatro que se hace en Europa y viceversa. Robando vuestras buenas ideas estamos haciendo una masa de espectadores muy preparado.
Entrevista. Willy López | Fotografía. Félix Méndez