Un alemán que llega a España haciendo autostop, sin un duro y sin trabajo, termina siendo uno de los mayores coleccionistas de arte de España. No es una leyenda, ni la historia de una fábula anónima. Se trata de una historia basadas en hechos reales. Trabajo, algo de suerte, y mucha pasión por la cultura española. Senderos a la Modernidad, la excelente colección de pintura española de los siglos XIX y XX, que lleva recibiendo numerosas visitas desde el mes febrero en el Museo de Bellas Artes de Badajoz, es fruto de la pasión que tiene nombre y apellidos; Hans Rudolf Gerstenmaier. Calidad humana y exquisitez pictórica. Rodolfo, como castellanizan sus amigos, pudo gracias a la venta de su negocio de recambios de automóviles alemanes, adquirir obras de pintores flamencos, como Carlos de Haes, uno de sus favoritos, artista belga que emigró a España para retratar paisajes con muy mala crítica y fortuna, la antítesis del viaje realizado por Gerstenmaier. El coleccionista alemán nos recuerda el destino innato que tenemos los humanos de coleccionar cosas, da igual el qué, sellos o pinturas de Zuloaga, Anglada Camarasa, Sorolla o Nonell. Lo importante es reivindicar el panorama cultural español, el MUBA durante estos meses lo lleva haciendo con las magníficas obras de pintura española del siglo XIX y XX. Con acento teutón y su mirada tierna de retazos azules nos emplaza a una nueva visita a su casa madrileña donde no existe un centímetro de pared sin la belleza del óleo.
Antes de conocer en profundidad la colección Senderos a la Modernidad, nos gustaría saber cómo llegó a España
Llegué a España después de hacer autostop y coger un autobús…[Ríe]… mi primer destino fue Calella, un pueblito costero de Barcelona. Me llamó la atención que cualquier oportunidad era buena para invitar a champagne y pensé que la gente en este país era rica…[Ríe]…que era un paraíso para vivir. La realidad era distinta. Tras algunos días allí entablé amistad con gente de Hamburgo que me abrió las puertas para trabajar en Barcelona. Poco después vi que no había mucha actividad en la ciudad condal y cogí un tren para Madrid….recuerdo perfectamente a los soldados que me dieron algo de comer…[Ríe]
…me está diciendo Rudolf, ¿Qué no tenías para comer?
Se pasaba hambre. Pero fue en Madrid donde tuve la buena suerte de crecer. Encontré un trabajo donde ganaba 5000 pesetas, un sueldo bueno para tirar hacia adelante y poder disfrutar de la vida social y cultural de la capital.
«Llegué a España después de hacer autostop»
¿En qué empresa trabajaba?
En una industria de camiones, y fue allí donde me di cuenta de las posibilidades que tenía el negocio de recambios. Tras un tiempo en esta empresa, me compré un pisito y me establecí por mi cuenta con los recambios de automóviles alemanes, como BMW, Mercedes o Wolswagen, y funcionó de maravilla. Tanto que llegué a tener un grupo de 150 colaboradores empleados con 30 delegaciones en todo el territorio nacional. Ese es el motivo real por el que hoy en día vivo entre los “cuadritos”…[Ríe]…
¿Supuso un gran esfuerzo entonces el llegar a tener la extensa colección de pinturas que ahora posees?
El trabajo es una cuestión muy seria, pero por encima de todo, tienes que creer en el trabajo, tiene que ser uno de los amantes que tienes en la vida. Si no tienes entregas la cosa no funciona, se debe buscar pasar las ochos horas de trabajo sin que sea una esclavitud.
Pero Rudolf, no siempre puede suceder eso, encontrar una estabilidad emocional y laboral a la vez.
Sí, es verdad, pero se debe luchar siempre por buscar esa ecuación. Hay que ser positivo.
Se enamoró de aquella España, de su cultura y forma de vivir pero ¿Es posible que se beneficiara de la situación de España, de este país en aquellos años 60, para encontrar esa ecuación?
España para mí es un milagro, la historia de este país es tan cercana (Felipe II, Carlos V…) que no me parece que sea así, tuve mucha suerte y supe trabajar y moverme para tener una empresa potente sin que afectase a mi vida social española.
«El trabajo tiene que ser uno de los amantes que tienes en la vida»
Y ahora hablando de arte, de su colección, ¿Qué factores se deben tener en cuenta para comprar un cuadro?
Yo creo que los amores siempre están conectados con el flechazo…influyen ciertas cosas, que para un coleccionista son básicas, primero la procedencia del cuadro, la obra por encima de todo tiene que ser autentica, y esa autenticidad se realiza a través de la recomendaciones, del vendedor, publicaciones para confirmar la legitimidad del autor. Hoy en día un cuadro de Sorolla sin la confirmación de estos aspectos, por ejemplo, pierde validez.
Además de coleccionar pinturas flamencas de los siglos XV al XVIII ¿Por qué decide coleccionar obras del impresionismo español?
Las obras de Sorolla, Camarasa, Zuloaga, Solana, son pinturas que a mí me trasmite mucha fuerza. Considero que un tipo de pintura que tiene un elevado nivel artístico y que refleja de manera majestuosa la forma de ser de los españoles, sus paisajes su estilo de vida…[Ríe]…es como una fotografía sutil y ondulante de este país.
«La obra por encima de todo tiene que ser autentica»
¿Cuál es el cuadro de la colección Senderos de Modernidad que más le atrae?
No puedo decir que me guste alguno en concreto. Me gusta muchísimo Aureliano de Beruete, Anglada Camarasa. Lo importante es que cuando estés delante del cuadro con la luz correcta, encuentres una armonía entre la obra, su historia y su belleza.
Entrevista. Willy López / Fotografía. Félix Méndez
Tiene una magnifica obra de gran tamaño de Agustin de Riancho, sin firma, de la última década de Riancho en Bélgica (estuvo 21 años). Unos peñascos con un rio abajo de la Meseta de Las Ardenas, en la porovincia de Lieja. Donde comienza su influencia de la Escuela de Barbizón.