Volvía Landero dos años después a su tierra, Extremadura. Volvía ese recuerdo de infancia, ese lapso de tiempo habitado en nostalgias de escritor, antes comercial, antes guitarrista, antes ayudante casero de una máquina de coser que daba de comer a todos en un barrio de Madrid. Vuelve Luis desde ese territorio, y retorna con su lema tatuado a hierro, nuestra verdadera patria es la infancia, seguir jugando, que el niño siga viviendo con nosotros. Así arrancaba su pregón literario, “la memoria de la tribu,” en una cifra redonda de una de las ferias más importantes de este lado oeste del país. 40 ediciones.
Antes de su pregón, la concejala de cultura, dedicó unas palabras en su intervención a la memoria del que fuera alcalde la ciudad, Miguel Celdrán, y a la que fuera concejala de cultura, Consuelo Rodríguez.
El alcalde, Francisco Javier Fragoso, se despedía en su último acto cultural como alcalde, con unas emotivas palabras sobre la importancia de leer, de apostar por la cultura, de seguir en la lucha a pesar de la situación sanitaria.
Landero nos hablaba antes de su intervención de la importancia de estos días literarios. “El día del libro debe ser todos los días, en el parque en casa, en la escuela, no hay que olvidar que sin libros no hay memoria, no hay pasado, sin libros estamos condenados a vivir huérfanos en la actualidad, donde casi todo es frivolidad. Los libros son el cordón umbilical que nos une a los mejor que han hecho nuestros mayores, y por eso, una sociedad que no lee es una sociedad condenada a la pobreza social, cultural y política”
Se preguntaba el autor «¿Por qué leer? Por las necesidad de heredar las reminiscencias de nuestros padres, esas generaciones que han intentado luchar por acceder a una cultura, a pesar de las necesidad pasadas. Leer», terminaba el escritor extremeño,» tiene las ventajas de la cigarra y la hormiga, su musicalidad en la lectura y su perseverancia en guardar poco a poco la memoria.»
Willy López | Fotografía. Félix Méndez
