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Cuando pisamos el barrio. Tan cerca tan lejos
Cuando pisamos el barrio…los barrios…la vía del tren tenía un paso a nivel con barrera que resquebrajaba la ciudad en dos. No, no era el Guadiana, el que hacía de frontera natural…era nuestra forma de percibir estas calles, unos recuerdos creados de oídas, de noticias de papel amarillo y de prejuicios malnacidos.
Cuando pisamos estas calles, aún sonaban los vagones a rancios y la locomotora iba a carbón. Tampoco esto ha cambiado mucho…Cuando llegamos Félix y yo sentimos que estábamos cerca pero también muy lejos. Cuando llegamos, Ramón aún colocaba los cubiertos en el comedor social, Lolo era el párroco de la Asunción y Juan ejercía de cicerón en este instituto.
Cuando llegamos al barrio, Antonia tenía la misma fuerza que ahora a pesar de sufrir el palo de su vida…Ricardo era el mejor jefe scout… y dos murgueros locos estaban metiendo la vena del carnaval desde la base, desde los más pequeños. Cuando pisamos tierra norte de la ciudad de Badajoz, había un estercolero que un tal Julio supo convertir en parque. Cuando cruzamos la avenida, la Farmacia de Sara aún tenía el decorado de su padre, su espagueti western del que ha hecho un fortín a base de cariño y lazo rosa. Por entonces Paco, el Aspirino, era el Sheriff.
Cuando pisamos el barrio conocimos a chicos y chicas con ganas de reorientar su vida. Vimos a gente motivada, motivando al futuro de los barrios…Cuando llegamos, Estefanía tenía los ojos azules, ahora son transparentes, más azules aun, enormes como un faro…! En esta costa no puede encallar ningún niño ¡…nos decía.
Cuando llegamos aquí, Marta, no quería estar a la deriva, quería llegar a buen puerto y ser alguien, lo está consiguiendo. Zeus le daba bien al balón, sabía el destino de su vida, pero antes no renunció a intentarlo. Zoraida jugaba en dos ligas, en su casa y en la del fútbol femenino. Le quedan muchos penaltis que tirar. Sara e Ismael eran amigos, luego pareja y más tarde padres. Han sabido navegar.
Cuando entramos en el barrio, Gloria nos acogió…los huérfanos, los desvalijados, los perdidos éramos nosotros. Gloria nos acurrucó y nos mandó a paseo, nos habló, y habló y habló y nos dejó hablar, un rato, pero nos dejó. Nos marcó y nos sacó el pasaporte del barrio. Cuando osamos meternos en las casas, en los colegios, en las aulas, en los negocios, en el centro de salud, únicamente nos dedicamos a escuchar…a sentir…a observar. Ellos eran los protas, vosotros sois los protagonistas. Gente luchadora, vecinos conectados, personas cercanas que visto desde la distancia, nunca estuvieron lejos. Gracias.
Tan Cerca, tan lejos…
Willy López / Félix Méndez