Miramos a vista de pájaro la ciudad de Badajoz, río con asiento de autovía acuática, fortalezas acogiendo a sus plazas, calles, gentes y sustancia, poternas repletas de vida bien asentadas a la tierra de Extremadura. Seguimos en nuestro vuelo, desde aquí arriba podemos otear los ramales del Guadiana, afluentes de vida comercial, nutridos por la calidez de sus gentes. Cultura, Gastronomía, Patrimonio e historia. AIRE, AGUA, TIERRA y FUEGO. FITUR como escenario de presentación.
Más de 1000 metros de muralla acogen la ciudad, patrimonio que coge AIRE, fortificaciones que alientan a todos los visitantes.
El carácter fronterizo de la ciudad de Badajoz desde su fundación en 875 le ha conferido un marcado carácter militar. Al menos dos murallas distintas han defendido el perímetro completo de la ciudad, una medieval y otra de tipo moderno o abaluartado, construida a finales del siglo XVII, con un completo conjunto de baluartes, fosos, camino cubiertos, revellines y fuertes exteriores.
En constante oposición a la fortaleza portuguesa de Elvas, a la que vigilaban y desde la que eran vigiladas, las murallas de Badajoz han sido fruto de los proyectos de numerosos ingenieros militares. Sucesivas ampliaciones y reformas crearon en la ciudad una moderna fortificación que permaneció intacta hasta comienzos del siglo XX. La fortificación de Badajoz se componía históricamente de ocho baluartes: San Pedro, Trinidad, Santa María, San Roque, San Juan, Santiago, San José y San Vicente; y dos semibaluartes: Palmas y San Antonio. Este último conectaba la fortificación abaluartada con la muralla medieval de la alcazaba musulmana. Hoy día solo ha desaparecido el baluarte de San Juan, manteniéndose el resto de sus elementos principales. El cinturón que forman los restos conservados de la fortificación, considerada como una de las grandes señas de identidad histórica de la ciudad, se está aprovechando como un gran espacio público ciudadano, un parque urbano que rodea el casco histórico de la ciudad.
El río Guadiana mira hacia a la ciudad, que vive y baña Badajoz con sus entorno natural. AGUA. Una apuesta genuina para hacer de un núcleo urbano un espacio verde. Piragüismo, ornitología, paseos en bici, caravaning, rutas de senderismo… Un destino urbano con un entorno natural único.
A través del río Guadiana Badajoz puede multiplicar las especies de aves que acuden y conviven en la ciudad, llegando a contabilizar un total de 150 especies. Badajoz cuenta con una ubicación privilegiada para la práctica del birding y por ello comienza a despuntar como importante destino ornitológico europeo. Tanto la diversidad de los hábitats que la circundan como la posición en el punto de inflexión donde el Guadiana toma la dirección norte-sur, que coincide con el sentido de las rutas migratorias de muchas especies, la hace destacar sobre otros destinos ornitológicos.
La TIERRA representa nuestras raíces, nuestro legado, un espacio donde, mostramos plazas, fortificaciones, lugares de esparcimiento, recursos y posibilidades. Una ciudad transfronteriza, de comercio y gastronomía, pero también de congresos, de negocios, de entornos verdes y poco masificados. Badajoz reconocida por grandes chefs nacionales por la gran calidad de sus bares y restaurantes, sobre todo por las opciones de desayuno que contemplan.
Un destino con mucho sabor
El privilegiado entorno natural en que se asienta Badajoz, cabecera de las Vegas del Guadiana y refugio de la mayor extensión de dehesa del mundo, junto a su historia multicultural, hacen de la ciudad un destino con un extraordinario potencial gastronómico.
La dehesa, plagada de encinas y alcornoques cuyas bellotas son el alimento que hace único al cerdo ibérico, constituye un espacio en el que hombre y naturaleza conviven en perfecta armonía, donde habitan razas autóctonas como la ternera, el cordero y el mencionado cerdo ibérico, cuya calidad e identidad propia queda reconocida bajo el sello D.O. Jamón Ibérico Dehesa de Extremadura. La riqueza de las tierras de Badajoz permite disfrutar de vinos de gran calidad, como los etiquetados bajo la D.O. Ribera del Guadiana, siendo también la cuna de una gran variedad de frutas, verduras y hortalizas.
La oferta gastronómica de la ciudad tiene a su disposición una despensa natural única, una alacena cargada de productos autóctonos de extraordinaria calidad sobre la que se asienta una cocina de base tradicional, que no pasa desapercibida para nadie.
Las ciudades cumplen años asumiendo su tradición, su presente y su futuro. La personalidad de Badajoz se fragua e su cultura, el medidor único y vital que nos hace diferentes, cercano entre sus habitantes y acogedor para el visitante. FUEGO desde sus fiestas, desde su Carnaval, su Semana Santa, una Ciudad Encendida todo el año. Un Patrimonio Histórico que se convierte en Patrimonio Humano.