Fa Lab Fa Sib, Fa Lab Fa Sib, Fa Lab Fa Sib…un fraseo repetitivo, obsesivo, espiritual, casi evangélico, sin rastro de alcohol y heroína…«A love supreme, a love supreme, a love supreme…»y el saxofón se extingue y como escribe Emilio de Gorgot, la música de este disco de Coltrane destila una honestidad simple, limpia y casi podría decirse que enternecedoramente infantil…
…y volamos a un La bemol, la nota que toca la trompetista del cartel del 31 Festival Internacional de Jazz de Badajoz. Un sonido congelado de la actuación en 2015 en el Love Supreme Jazz Festival de East Sussex, y Fidel Martínez, el diseñador del cartel, encorvando a una Andrea Motis muy bossa, dulce con la voz y ligera, casi testimonial, con su instrumento. Un sonido también limpio, honesto y tierno.
Pasamos de preguntarle la edad, si existen pocas mujeres en el jazz y si prefiere cantar que tocar la trompeta. No se lo preguntamos pero ella nos lo dice con la mirada. Hay que reivindicar mi edad, mi figura femenina dentro del mundo jazz y la trompeta es una voz más de mi canto.
El trio de Motis viene de actuar en Oporto y Lisboa. Llenazos y buen ambiente, comenta tímida la catalana. Josep Traver y el gran Joan Chamorro acompañan a una Andrea que nos recuerda que lleva con la banda desde los 13 años. Actuar cada noche supone buscar siempre nuevas emociones, no es un bolo más, diez años juntos para intentar hacer repertorios nuevos que nos motiven, cosas frescas para mantener el estímulo en directo.
Nancy Wilson y Cannoball Adderley. A eso suena el concierto del trio de Andrea Motis. Pasión por la música desde la base de Chamorro y sutileza desde las cuerdas de guitarra de Traver.
Actuar cada noche supone buscar siempre nuevas emociones, no es un bolo más, diez años juntos para intentar hacer repertorios nuevos que nos motiven. Andrea Motis
El jazz viaja del escenario al resto del teatro, recorre los pasillos y choca con las butacas, allí sube y retumba en nuestra cabeza, un ictus musical que nuestros oídos interpretan como música. Avishai Cohen y su cuarteto tocan algo más que simple música. Gimen sus instrumentos para hacernos botar del asiento. Hay algo mágico en la noche del músico del Tel Aviv. Uno de los mejores conciertos dicen los que llevan los 31 años fundando, asistiendo y dando de comer al festival extremeño. Sólo diez de España gozan de mayor longevidad jazzística, y eso supone chulear de festival. Tete Montoliu, Bobby Hutcherson, Stan Gezt, Gerry Mulligan, Kenny Burrel, Joe Henderson, Ron Carter, Tom Harrell, Roy Hargrove, Kurt Rosenwinkel, Chano Domínguez, Paquito D´Rivera, Pat Martino, Jeff Lorber, Bruce Barth, Terell Stafford, Fred Hersch, Seamus Blake lo corroboran.
Avishai habla hebreo con el contrabajo de su cuarteto. Barak Mori no es su hermano, y ríe ante la pregunta de la familia Cohen, pero como si lo fuera dice. Tengo una banda con tres hermanos pero ninguno es de esta banda. Estos tres, Yonathan, Barak y Ziv son mis otros hermanos de distinta madre.
Cohen entra feliz, elegante y tatuado. Está contento. Recita Into the Silence antes de calentar la trompeta. Y prueba el cuarteto el sonido. Actúa en Badajoz bajo el emotivo homenaje a su padre, cuatro años exactos de su fallecimiento. El hecho de que yo toque hoy aquí se lo debo a mi padre, a mi madre, la música apreciaba a mi familia.
Les gusta tocar en todos los sitios, todos tienen magia dice Avisahi, aunque hay un uno en su Nueva York al le guarda un especial cariño, el Village Vanguard. Estamos continuamente desafiando nuestras propuestas, buscando e investigando el jazz, romper el siguiente límite para escavar dentro de la música.
Estamos continuamente desafiando nuestras propuestas, buscando e investigando el jazz, romper el siguiente límite para escavar dentro de la música. Avishai Cohen
Y Jorge Pardo sigue escavando en las emociones de sus flautas y saxos. El decorado se amplia, y el Palacio de Congresos entierra la plaza de toros para cubrirla con la excelencia de su arte. El madrileño se emociona al tocar en un lugar emblemático para la ciudad, donde antes hubo muerte ahora hay arte, o eso intentamos, nos cuenta el músico. Venir a Badajoz supone una parada obligatoria cada cierto tiempo. Tocar con la Orquesta de Extremadura es un reto precioso.
Sus huellas quedan patentes en el recital. Un recorrido por su vida jazzística y un recuerdo para su evangelio musical, Paco de Lucía. La bohemia de Pardo, grandes músicos de la OEX y un público agradecido.
Venir a Badajoz supone una parada obligatoria cada cierto tiempo. Tocar con la Orquesta de Extremadura es un reto precioso. Jorge Pardo
Raynald Colom, toca las palmas en el auditorio de la RUCAB, el espacio de la Fundación CB se viste de jazz, suena bien comenta a su socio de batallas, el pianista cubano Arúan Ortíz. Raynald se confiesa. Manu Chao y su Clandestino no daba espacio para la improvisación, tenía veinte años. Bajo esas frases reconocemos a un músico multicultural, influido por Wynton Marsalis, Roy Hargrove y su padre. Yo me curtí en las calles de Barcelona, es allí donde se aprende mucho, la calle tiene mucho de jazz. Arúan prueba el piano, no suena cubano, un tema de Thelonious Monk ocupa parte de su ensayo. Nos conocemos desde hace veinte años, cuando vino a Barcelona, e incluso ahora que vive en Nueva York, mantenemos el contacto, colaboramos en los discos de ambos.
Duke Ellington o Miles Davis nunca dijeron que tocaban jazz, ellos tocaban su música. Para Raynald el jazz no tiene la connotación elitista que se le quiere dar, parea Colom jazz es música afroamericana, dejando de lados el sesgo racista que tiene.
Yo me curtí en las calles de Barcelona, es allí donde se aprende mucho, la calle tiene mucho de jazz. Raynald Colom
Aruán está listo, en breve el afinador sellará el sonido del piano. Todo correcto. La modestia del pianista cubano también. Mi posición actual es de aprendiz de la música, curioso y ávido para conocer elementos musicales que me aporten solidez en mi trabajo. Hace diez años que quería venir, y hasta este año no he podido coincidir fechas. La conexión con los músicos de la tierra, las jam sessions con el resto de compañeros del cartel y el público hacen que este Festival tenga nivel.
La conexión con los músicos de la tierra, las jam sessions con el resto de compañeros del cartel y el público hacen que este Festival tenga nivel. Arúan Ortiz
Otra edición de un Festival que aspira a seguir siendo Festival, que ya es un logro. Jazz para una ciudad que aspira a tener jazz toda la vida. Seguir escuchando el Fa Lab Fa Sib, Fa Lab Fa Sib, Fa Lab Fa Sib de Coltrane, aunque sea desde un diminuto camerino de un teatro, de fondo, continuo y repetitivo, para que no se apague el fraseo, una llama que aguante hasta la próxima edición del Festival.
Reportaje. Willy López | Fotografía. Felix Méndez
Como apasionado del jazz debo felicitaros por este artículo!