El director de cine italoamericano Martin Scorsese posee una particularidad en su filmografía que nos hace recapacitar constantemente. Dentro de su dureza visual, la sensibilidad narrativa aflora sutilmente en cada fotograma de sus películas. Pequeñas raíces crecen con tesón y firmeza de entre el cemento de su “gran manzana” cinematográfica.
Scorsese, y otros directores con la misma pátina como Clint Eastwood o Win Wenders, tienen la capacidad de rodar sus películas bajo el prisma de la convivencia, de la etnia y la dureza que supone acceder a comunidad social, económica y religiosa de un territorio.
En este caso Scorsese, frunce el ceño para componer planos desde la mirada de inmigrante siciliano con impronta de los Estados Unidos. Otros directores como Radu Mihaileanu, Emir Kusturica, Carlos Saura o Tony Gatlif sellan sus párpados fílmicos con la esencia total de la vida gitana en Europa.
El cine, como un medio de comunicación, como un hilo conductor y como un retrato documental, esgrime y destila la dureza de la integración de las diferentes comunidades en diferentes territorios del mundo. Plasmar la realidad sin cortapisas, estereotipos, manipulaciones los convierten en valedores de documentos únicos, que sin duda, hace remover las conciencias raciales de todos los espectadores.
En el documental «Feel like going home»: Los orígenes del blues, rodada a varias manos, entre ellas por el maestro Martin Scorsese realiza una reivindicación del blues como esencia cultural y enriquecedora de las mujeres y hombres negros del mundo. Es decir, el jazz actual, no se entiende sin el asociacionismo primigenio de las mujeres y hombres negros. Para nosotros, el flamenco no se concibe sin gitanos. El músico malí Salif Keita durante uno de los capítulos de la película comenta; «Cada vez que escucho blues estadounidense pienso en la esclavitud. Para mí, siempre habla de amor y sufrimiento. Y lo percibo».
El octubre en Badajoz ha servido para disfrutar de una entrada otoñal repleto de actividades del mundo gitano. Exposiciones en el museo de la ciudad sobre los gitanos de Badajoz, seminarios de los medios de comunicación para crear alianzas e infinidad de conciertos con una amplia representación del mundo flamenco. El flamenco, esa música que no necesita un código deontológico porque ya sabemos a quién pertenece sin remilgo y traza de confusión alguna. Quizá, el sello más original, con muchos otros, que denotan un estilo y una pureza única. El mismo ejemplo con el que el mismo director de la película Martin Scorsese remata con su voz en off; «Cuando escuchas la música que verdaderamente comprendes, ves que es lo único que jamás lograron arrebatar al pueblo negro».
Arrebatar el pueblo gitano su identidad debe suponer una entelequia, y sin duda, y como se debatió durante el seminario “Construyendo alianzas entre el movimiento asociativo gitano y los medios de comunicación”, la iniciativa conjunta de la Plataforma de entidades gitanas Khetané y la Fundación Secretariado Gitano, con el apoyo de OSIFE (Open Society Initiative for Europe) para este mes debe tener como objetivo el tender puentes entre los medios de comunicación y la entidades gitanas, acercando posiciones y creando vínculos, intentando dar una imagen más plural y diversa de la comunidad gitana para combatir la difusión generalizada de imágenes sesgadas y estereotipas de la comunidad gitana en los medios de comunicación que tanto daño hacen a la dignidad y desarrollo de las personas gitanas.
Joaquín Bustamante, compañeros de la profesión como Da Silva de Canal Extremadura Radio y la presencia de Cultura Badajoz, desgranamos la necesidad de realizar un libro de estilo de comunicación donde desaparezcan las tropelías semánticas como “trapecero” para referirse a un gitano (Acepción que recoge la RAE).
La comunidad gitana está haciendo muchos esfuerzos por erradicar los estereotipos vinculados tradicionalmente al pueblo gitano en los medios de comunicación y que refuerzan la imagen social negativa que tiene para el conjunto de la sociedad, distando absolutamente de la realidad que vive hoy en día el pueblo gitano.
Texto. Willy López | Fotografía. Félix Méndez