Si no es verosímil, no vale, aunque sea verdad. Lo escribía Juan Mayorga, se lo escribía al chico de la última fila. Así de crudo. No hay quién se lo crea, no es verosímil, no vale, y es cierto. Un puñetero virus anda pegando leches en todos los rincones de esta ficción a la que asistimos, en esta ocasión y que no sirva de precedente, desde la primera fila. Un tercio de aforo, separados por butacas vacías, agazapados entre mascarillas y pertrechados con geles y guantes de matarife y… ¡Ojo!…para los tardones, al comienzo de la función no entra ni el ministro de Sanidad. ¿De qué estamos hablando? Del teatro y del Festival Internacional de Badajoz, (aplicable a cualquier otro teatro, festival, sala, escenario…calle donde se ejerza la dramaturgia) que en un mes llega con ganas de hacer olvidar al público la dura realidad que se pergeña de puertas para fuera, incluido el chico de la última fila. Pero el teatro tiene una función, la de anestesiar al público, hacerlo remover en su asiento y como decía Billy Wilder, sobre el poder terapéutico del cine, que podríamos aplicar al teatro. Si el cine [o el teatro] consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces, el cine [y el teatro] ha conseguido su objetivo.
No es hora de mirarse el ombligo, ni de sentirse el mejor actor del mundo, ni sentirse a años luz del mejor Macbeth, ni tan siquiera toca verse reflejado en cualquier personaje de Glengarry Glen Ross, es la hora de hacer que la taquillera siga vendiendo entradas, que los tramoyistas se partan los cuernos colocando escenarios, que los técnicos de luces y sonidos suden la gota hasta que consigan el rumor visual perfecto. Es el momento de comprar la entradita, seguir las indicaciones del servicio de sala del magnífico teatro y olvidar por un rato lo que ocurre afuera. Toca bolo, teatro del bueno, ese que busca, como recuerda el director artístico del Festival, Eugenio Amaya, el equilibrio entre la calidad y el compromiso con el espectador. Es la hora de que no pare la cultura, dejar libre de virus a los profesionales que escriben, dirigen e interpretan Teatro, para seguir alimentando el alma de aquel chico que sigue fiel, en el fondo, con su ilusión intacta, siempre inquebrantable y optimista, en la última fila.
Willy López | Fotografía Félix Méndez
La 43 edición del Festival Internacional de Teatro de Badajoz este año se celebra bajo las más estrictas medidas de higiene frente a la COVID-19, para que esta cita con la cultura sea lo más segura para los espectadores que como cada año no pueden perderse esta muestra de teatro nacional e internacional. Esta edición, que se celebrará del 16 al 28 de octubre, cuenta con 14 compañías, 13 días de programación en el que se incluyen dos funciones para público familiar y el estreno de la obra de la extremeña Suripanta Teatro ‘Comedia en negro’. Compañías procedentes de Chile, Bélgica y Portugal completan la factura internacional de este año.
Además, se celebrará el taller de iniciación a la manipulación de marionetas de la mano de Tita Iacobelli. Conflictos familiares, historias de amor entrañables, la decadencia de una diva, la vejez, la identidad cultural, los prejuicios o la permanente preocupación del ser humano por los conflictos familiares aparecen en la temática de esta edición, así como la obsesión por la perfección o una revisión de la tragedia griega, entre otros.
Comienza el festival con una obra del afamado autor Alberto Conejero, Premio Nacional de Literatura Dramática, que dirige por primera vez un texto propio en ‘La geometría del trigo’, en el que se aborda el pasado como la brújula del futuro. La compañía lisboeta Chapitô, fieles a su estilo tan particular, que mezcla el teatro físico con las singularidades del clown de cada actor, se atreven con una obra sobre el militar francés más conocido de todos los tiempos. En ‘Napoleón o el complejo de épico’, Chapitô se lanza a jugar con la épica convirtiendo su distancia en un recurso irónico sobre el afán conquistador y la ambición bélica que aglutina la figura de Napoleón Bonaparte. Una obra que lanza cuestiones políticas y sociales que se mantienen actuales y pertinentes. En cuanto al apartado de programación del festival destinado a un público familiar comenzamos el día 17 de octubre con la obra ‘Full House’, espectáculo que se realizará en el Paseo de San Francisco. Una fábula moderna sobre la convivencia en viviendas urbanas; aborda un tema universal y está pensada para ser comprendida por todas las culturas y edades para convertirse en una estrategia de apoyo a la superación de las diferencias culturales. La otra obra pensada para los más pequeños se realizará en el escenario principal del teatro el viernes 23 de octubre, se trata de una historia de amor escrita en portugués de Brasil para un público familiar ‘El gato y la golondrina’ basado en el cuento de Jorge Amado ‘O gato Malhado e a andorinha Sinhá’. En el caso de ‘Los primeros de Europa’ llega de la mano de la compañía andaluza Estigma formada por profesionales de las artes escénicas de la ciudad de Córdoba. El elemento principal de su hoja de ruta es la apuesta clara por la investigación a pie de escenario, el uso de nuevos lenguajes y la elaboración de textos propios; todo ello sin olvidar el ideal de un teatro anti-elitista, cercano, que llegue a todo el mundo y que huya del mero entretenimiento en favor de sembrar la duda, el cuestionamiento y las emociones.
En esta ocasión, tres compañías extremeñas estarán representadas en la 43 edición del festival. El Desván teatro y Francisco Blanco ponen en escena ‘El veneno del teatro’ de Rodolf Sirera dirigido por Domingo Cruz, un thriller teatral que juega con la realidad y la ficción el día 19 de octubre. El 25 de octubre, Francis Quirós nos presenta un espectáculo un tanto gamberro, gestual y de clown en ‘Cucko, cuando lo efímero se detiene‘. Por último, el 27 de octubre el estreno de la obra de Suripanta Teatro ‘Comedia en negro’, una adaptación y dirección de Esteve Ferrer de la obra “El apagón” (“Black Comedy”). Se trata de una de las grandes comedias del teatro de todos los tiempos, pieza maestra de la carpintería teatral, escrita por uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos, Peter Shaffer.
El apartado de danza se presenta de la mano de la compañía Rajatabla danza con una propuesta muy contemporánea ‘Nora’ en la que Esther Tablas se atreve a versionar la obra teatral más célebre de Ibsen, “Casa de muñecas”, en la que habla de la búsqueda de la propia identidad, de la libertad del individuo y de la emancipación de la mujer, temas plenamente vigentes, pese a que la obra original se estrenó a finales del siglo XIX.
Una actriz, en el crepúsculo de su vida, es la base argumental de la propuesta que nos llega desde Bélgica y Chile en ‘Chaika’. Un espectáculo interpretado por una actriz y una marioneta, de la mano de dos maestras: la autora, directora e intérprete Tita Iacobelli y Natacha Belova, autora de la marioneta. Toca las temáticas de la violencia en la vejez, la pérdida progresiva de las facultades mentales y la riqueza en la subjetividad humana. No podían faltar momentos para la comedia en ‘Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’, un melodrama musical con humor y vetas de intriga y misterio nos presentan una historia disparatada que dirige y escribe José Troncoso, un autor, director y actor tan versátil que aparecen en tres de las funciones que se han programado para este festival: en ‘La geometría del trigo’ como actor y codirigiendo ‘El viento es salvaje’.
Recala en el López de Ayala una de las obras de teatro revelación y con mayor éxito en la cartelera madrileña: ‘Prostitución’. Un espectáculo que se basa en un proceso de exploración sobre la prostitución. Un tema que plantea muchas preguntas pero que sobre todo tiene el propósito de comprender la prostitución y de plasmarla en una obra teatral. Una obra que nace en la calles y se mueve hasta el escenario y que cuenta con las magníficas interpretaciones de Carmen Machi, Nathalie Poza y de la extremeña Carolina Yuste. Escrita por Albert Boronat y Andrés Lima con un estilo peculiar que aúna las facetas del teatro, el musical y el documental.
El actor Daniel Ortiz es el protagonista de la obra del festival del 26 de octubre en la que da vida al pianista español de fama internacional León de Vega en ‘Preludio’. El intérprete es el responsable de esta adaptación teatral de la novela homónima escrita por Jesús Ruiz Mantilla, que él mismo produce, dirige e interpreta.
Finaliza el festival con la obra ‘El viento es salvaje’. La compañía andaluza Las Niñas de Cádiz revive en esta función la tragedia griega impregnada de comedia y simbolismo mágico. Obra ganadora de los XXIII premios Max de la Artes Escénicas al mejor espectáculo revelación. Las cuatro intérpretes que aparecen en escena con una estampa de gag andaluz hace pensar en los estereotipos más machacados y vulgarizados en esta tierra, pero que desde el principio sacan del error al espectador para trasladarle a un hilado y refinado gusto narrativo.
En cuanto a los precios, este año se pone a la venta un abono con un importe total de 70 euros que permitirá el acceso a 13 funciones y las entradas tienen importes que oscilan entre los 15 y los 6 €, con descuentos especiales para pensionistas, desempleados, profesionales del teatro y miembros de FATEX. Los abonos se pondrán a la venta el 21 de septiembre y se podrán adquirir hasta el inicio del festival. Las entradas para cada función se podrán comprar a partir del día 1 de octubre tanto en la taquilla del teatro como en la web www.teatrolopezdeayala.es.