Escribíamos hace poco, con motivo de la exposición Felipe Trigo; principio de incertidumbre de la Diputación de Badajoz, que el autor extremeño se podía catalogar en Felipe Trigo autor y Felipe Trigo personaje. Villanovense de parto, pacense de efervescencia intelectual y madrileño de pasión cultural y última bala. Médico, fotógrafo, pintor, político, militar…y literato, o escritor ante todas las cosas, profesión, la de escritor, que llevó como un best sellers de la época. De Trigo conocemos su machetazo en la cara de guerra por las Filipinas, su pasión por la tierra extremeña de terrón seco y aliento noble, su pasión por llegar al erotismo con su pluma, su bipolaridad existencial. De Felipe Trigo conocemos su Jarrapellejos, sus Ingenuas, En la carrera, su Alma en los labios y toda una escalera con millones de palabras escritas para ser consumidas por un público hambriento de historias.
Más de un siglo y muchas palabras escritas sobre papel para construir novelas. Millones de historias, quizás, destinadas a lectores faltos de tiempo para vivirlas de primera mano. Es eso exactamente lo que tiene la literatura, la capacidad de poder viajar sin salir del salón de tu casa. Para ello, la memoria recuerda que hubo narradores desde que el mundo es mundo.
Para no olvidar ese legado, el Premio literario de novela y narración corta Felipe Trigo, homenajea a las escritoras y escritores extremeños. En su 37 edición, Villanueva de la Serena pudo disfrutar de una gala cultural bajo el manto del arte de contar historias.
La obra titulada Los nombres de los barcos de Juan Carlos Vázquez, consiguió el premio Felipe Trigo en su categoría de novela, un premio dotado con 20.000 euros. Con 327 obras presentadas y 9 finalistas, las deliberaciones del jurado fueron intensas pero fructíferas, demostrando la calidad de las obras finalistas, recordaba la presidenta del jurado, Carmen Fernández-Daza.
El ganador se trata de un periodista asturiano y ha tejido su novela en la línea de aventuras con tintes policíacos. Dice el autor que se escribir esta novela era el argumento perfecto para hablar sobre el mar que tanto le ha fascinado desde siempre. Esta obra fue finalista del Premio Nostromo que organiza el Museo Marítimo de Barcelona. El Nostromo es el único premio de novela marítima que se falla en España y eso le animó a mostrarla a un grupo de amigos. Tras compartirla y corregir varios apartados la envió a este premio extremeño. La novela siempre tiene el mar de fondo, un mar que sirve de tapiz sobre el que se van tejiendo historias entrelazadas de personajes al límite.
Por segundo año consecutivo, el jurado decidió dejar desierto el premio en la modalidad de narración corta, dotado con 6.500 euros, por entender que ninguno de los trabajos reunía todos los requisitos. El Grupo Planeta será el encargado, de la mano de la Fundación José Manuel Lara, de editar los ejemplares de la obra ganadora cuyo autor, como es habitual, estará presente en la próxima edición de dicho premio literario.
La gala de los 37 Premios de literatura Felipe Trigo fue presentada por el actor y humorista José Corbacho y celebrada en el Palacio de Congresos de Villanueva de la Serena. Una cita que ha servido de homenaje a los escritores y escritoras extremeñas. La música también protagonista, a través de las Stradivarias, formación que amenizó con tintes literarios el evento.
El alcalde de Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo, recordó que hace justo 37 años se aprobó la celebración de lo que sería la primera edición del Premio Literario Felipe Trigo. Un certamen, destacó el alcalde, que nació con la democracia en un momento nuevo, distinto y más abierto para la cultura extremeña.
Por su parte, la portavoz de la Junta, Isabel Gil Rosiña, destacó la creación del Felipe Trigo como una iniciativa pionera en el marco de una región que entendió la cultura como un elemento indispensable para el desarrollo de Extremadura.
Reportaje. Willy López | Fotografía. Félix Méndez