«-¿Conocen este chiste?
Dos señoras de edad están en un hotel de alta montaña y dice una:
–Vaya, aquí la comida es realmente terrible.
–Sí y además las raciones son tan pequeñas.
Pues básicamente así es como me parece la vida, llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza y sin embargo se acaba demasiado deprisa.
Otro chiste importante para mí es uno que generalmente se le atribuye a Groucho Marx, pero creo que fue Freud quien lo dijo en relación con el subconsciente y dice así, en paráfrasis:
-Jamás pertenecería a un club que tuviese a alguien como yo de socio.
Ese es el chiste clave de mi vida adulta en cuanto a mis relaciones con mujeres. ¿Saben? últimamente pasan cosas muy raras por mi cabeza, porque yo ya soy cuarentón y supongo que estoy pasando por alguna crisis vital, no sé, no me preocupa la vejez, no, no soy de esos, aunque me estoy quedando clavo de la coronilla y eso es lo peor que se puede decir de mí, sin embrago creo que con la edad mejoraré. Creo que seré un ejemplar del tipo viril, calvo, digamos lo contrario de un distinguido canoso, a menos que no sea ninguno de los dos y acabe siendo uno de esos babeantes que con la bolsa de la compra al brazo, entra en la cafetería predicando el socialismo…
Annie y yo rompimos y aún no puedo hacerme a la idea, sigo examinando mentalmente las piezas de nuestras relaciones y analizando mi vida para averiguar dónde surgió el fallo ¿comprenden?…
Hace un año estábamos enamorados, muy enamorados…»
Monólogo inicial de Woody Allen (Annie Hall, 1977)
«Está en Nueva York filmando la adaptación de la secuela de un remake». Celebrity, 1998
«La gente quiere una vida ficticia y los personajes ficticios una vida real». La rosa púrpura del Cairo, 1985
“Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo no gozo de buena salud” Woody Allen
Ilustración. Tito Merello