El teatro durante dos semanas está tomado por el pueblo. Una Bastilla de murgueros con estribillos que pasan de rebelión a revolución en un cuplé y cerrar de ojos.
Compañeros que disparan fotos, jacobinos con cámaras que congelan las voces de las murgas. Compañeros que redactan, los que presentan en directo toda la parafernalia del concurso, los que pone texto a los girondinos que pululan en la sátira de sus letras. Compañeros armados de micros y grabadoras dispuestos para llevar a la guillotina la tristeza que se pergeña durante el resto del año. Se escapan los prisioneros, las murgas confinadas en camerinos asedian el escenario en nombre del carnaval.
No hace falta redactar una nueva constitución con leyes comparseras, derechos murgueros y decretos de turutas para embadurnarse de fiesta.
Calma, antifaz y buena letra. Los ingredientes para cocinar un buen Carnaval. El de Badajoz goza de esos ratos, de esos momentos de años primigenios, casi en extinción, a los que se le suman las nuevas líneas de productos más actuales, la calle cobra vida como sazonador final.
Bocadillo de calamares en La Marina, pulsera, tarjetas de memoria, lápiz y papel, gestos, maquillaje, la gran Toni y su regiduría, decorados, plexiglás, rimmel, eyelines, pintalabios, confeti, pancartas, presentadoras con descaro, foto y paso atrás, mensaje a las redes sociales, hashtags y etiquetas #comba2017, escaleras, risas, refrescos, bocadillos, remiendo en el último peldaño y por último cafetería, la de los chicos de Come y Calla.
Es ahí, en el ambigú del Teatro López de Ayala donde se cuece el percal. Picapleitos que piden ron con reclamaciones añejas, Gizmo bañado en buen rollo, Trump mandando callar a Moreno Nieto, extraterrestres brindando al grito de ¡Gremlins!
Abrazos, desconexión ¿Cómo nos has visto? Hemos disfrutado, si pasamos me mojo, besos, abrazos, carcajadas, popurrí del año en cuestión de minutos.
Los compañeros aún siguen redactando el texto, libertades, igualdades y fraternidades reducidas a una gran fiesta.
El sentido común no es nada común…volterianas reflexiones que suponen el germen y condimento ideal para emborrachare de una buena murga. Un asedio genuino en toda regla.
Texto. Willy López | Fotografía. Félix Méndez