Narrar la página 281 supone un spoiler en toda regla ¿O quizá no?
Se presentó la novela de Jorge Márquez, Trienios. Diario y bestiario de un funcionario. Y su autor leyó la página 281 o quizá no… “Da igual, es lo mejor que no he escrito nunca” comentaba Márquez en la presentación.
Sin destripar las entrañas del libro, durante su presentación, sonaron los clásicos, referencias cargadas de nutrientes literarios, ineludibles para dejar una página en blanco. Se mencionó a Machado y España se tiñó de charanga y pandereta. Hizo acto de aparición el Golem, arcilloso y rabínico como muchos de los personaje del Bestiario de Borges. Kafka y su agrimensor de castillos también pasearon por el Edifico Siglo XXI y Kavafis emergió de la potente y modulada voz del creador de Trienios, Jorge Márquez.
Emilio Vázquez, presidente de Fundación Caja Badajoz, diseñó una bella presentación cargada de recuerdos atávicos. Un homenaje a esos profesores de su generación que multiplicaban las horas para dar de comer. Trazó las líneas naturales de Jorge Márquez bajo el paradigma del discurso dado en Salamanca tras recibir el premio literario de la ciudad por El claro de los trece perros. Vázquez señaló el estilo cáustico y poético del autor.
Marino González, editor de la luna libros, editorial encargada de ensamblar las diferentes tipografías de la obra de Marquéz, definió Trienios como una novela con muchos guiones, muy cercano al discurrir del teatro.
Una obra desmenuzada a modo de diario donde los protagonistas componen el imaginario de nuestras calles y barrios. En una entrevista realizada por Merche Barrado hace años al prologuista del libro, el profesor de la State University de Nueva York Wesley J.Weaver, hace mención a este universo de tan fiel a toda la prosa de Márquez; «La literatura del escritor y director teatral Jorge Márquez se caracteriza por la presencia de unos personajes en busca de una realidad que responda a sus necesidades como seres solitarios y enajenados».
El Catedrático en Psiquiatría y amigo del autor, Francisco Vaz, destacó que los libros de los amigos se leen desde lo profundo, y bajo esa lectura desgranó Trienios dejando parcos los herejes gramaticales y sometiendo la novela a un combate de boxeo, donde los púgiles intercambias tipografías en sus rincones del ring. Un dueto luctuoso recalcaba Vaz.
Jorge Márquez aclaró que se supone que el escritor se desnuda en los libros; no es un libro de memorias en este caso, estamos por tanto ante una novela que tiene que ser finiquitada por el lector, leer un libro es terminar un libro, recuerda Márquez.
La novela de Jorqe Márquez supone una recóndita armonía de personajes fellinianos, un espacio para la retranca familiar, un universo de peces rojos que atrapar. La pecera, esa página 281, como diría el autor de Trienios, la llenan ustedes con su imaginación.
Willy López | Fotografía. Félix Méndez