Written by: Cara a Cara

Miguel Zenón «El jazz siempre está cambiando, es una música que está mutando constantemente»

La RUCAB con aroma, al ya cerrado, Colegio Mayor San Juan Evangelista. El “Johnny” fue la punta de lanza cultural en el ambiente universitario de Madrid, un epicentro donde el Jazz se hizo prisionero. Y la RUCAB de la Fundación CB toma en cierta medida ese testigo, un espacio de jóvenes universitarios que comparten la pasión de esta música universal con el resto de aficionados. A muchos kilómetros de la capital y con la frontera con Portugal como raya imaginaria, la primera noche del Festival Internacional de Jazz de Badajoz en su 34 edición (ojo, analicen tranquilamente ese número, pocos festivales en la península ibérica poseen la longevidad y calidad de este que preside Badajoz), retumbó en el salón de actos de la residencia con un maravilloso, potente y elegante concierto de Miguel Zenón y su magnífico cuarteto.

Con la camiseta de Puerto Rico en el ensayo, Zenón nos recibe saxo en mano. Charlamos de estos tiempos convulsos, de las calles de Nueva York, de comida, de béisbol y baloncesto, de la apasionante labor de Javi y Pablo como cicerones del festival y también hablamos un poco de jazz. Lo justo para sentirnos más humanos por un rato, lo necesario para recomendar el Kind of Blue de Miles Davis a todos los pequeños de este mundo. Una escucha necesaria para seguir viviendo entre tanta tragedia.

No es la primera vez en Badajoz…

…no, la primera vez que vinimos aquí fue en el 2009. Estuvimos incluso en un seminario durante una semana, con estudiantes y demás profesionales. Estuvo verdaderamente genial.

De aquella época, más de diez años después, ¿Ha cambiado mucho el entorno musical del jazz?

Obviamente, sólo hay que fijarse en estos dos últimos años, para entender como corre todo. El jazz evoluciona bien rápido, siempre hay cambios, siempre hay gente nueva, siempre hay inyecciones de información y de energías nuevas. Pero luego, la intención es básicamente la misma, tratar la música como se merece, presentar el jazz de una manera honesta, presentarle una visión que represente la actualidad y que conecte con los demás.

Hablas de conectar con la música, y el Festival de Jazz de Badajoz  ha llevado a cabo una master class contigo, donde se entremezclan las generaciones, ¿Qué implica que un tipo como tú, que lleva tocando jazz desde hace muchos años, delegue parte de sus conocimientos en nuevos talentos?

Yo te podría decir que hoy, compartir como maestro con músicos más jóvenes es bastante común, gran parte de los músicos lo hacemos de manera regular, siento que me hace mejor músico.

La intención es básicamente la misma, tratar la música como se merece, presentar el jazz de una manera honesta

¿Descubres talento en estas clases magistrales?

Sí claro, lo que sucede que la música es carrera de fondo, es una profesión bien difícil. Los tiempos que vivimos, los gustos, las oportunidades que se presentan forman un todo en uno. Parece divertido, y lo es, pero hacer carrera de músico es retante, porque después es difícil ver lo que está  a la vuelta de la esquina. A un músico joven no sólo le vale con estudiar, necesita buscar muchos momentos para generar una humilde carrera. No sólo vale el talento.

Jóvenes promesas, y ahora hablamos de tu talento, ¿Cuándo arranca tu aventura musical?

Más o menos, cuando tenía 9 ó 10 años me interesé por la música así como algo especial. En mi casa siempre se escuchaba buena música pero todo arrancó cuando, y después de algunas clases, me llevaron a una escuela para las artes en Puerto Rico. En ese momento, con mi primer instrumento, mi primera formación académica, sentí la música como mi profesión. De principio no pensaba que fuera a ser músico, me divertía tocar como me divertía jugar a baloncesto, pero con 15 años la cosa cambió, me empezó a apasionar, yo decía, ¡Guau, esto me gusta de verdad!

 

Puerto Rico siempre presente pero también llevas a Estados Unidos en tu música, cuéntame cómo convives con la tradición de ambas culturas…

…Yo me mudé a los Estados Unidos, a Nueva York, porque quería estudiar jazz en Berklee, y en esa época no era como ahora, donde la información no estaba a golpe de internet, no había nada de eso. Tuve buenos maestros, buenos compañeros, buena gente que me animaban y eso me ayudó a formarme como músico de jazz por el país. Pero tras ese tiempo me di cuenta que necesitaba reencontrarme como puertorriqueño, como latinoamericano, algo que curiosamente nunca hice en Puerto Rico. La música estaba ahí, pero estaba tan cerca que en perspectiva no la apreciaba, la percibí cuando estuve a la distancia. Ese fue lo que me hizo redescubrirme como puertorriqueño, con la música, la cultura, la tradición, algo que quise integrar con lo aprendido en Estados Unidos desde el lenguaje del jazz.

Miguel, contamos los años postcovid desde la óptica cultural, ¿Qué supone actuar tras esta tragedia, en un festival como éste?

El periodo de la pandemia fue súper difícil, especialmente en términos de no poder tocar en directo, de hacer la música de la manera que nosotros estamos acostumbrados, tocar con mis músicos enfrente de un público. En ese sentido la música perdió. No estábamos conectados tocando juntos y demás pero yo me siento más que agraciado de tener la oportunidad de estar tocando en estos momentos, en sitios como Extremadura. La música en general, pero el jazz en concreto está hecha para hacerse de una manera colectiva.

Me mudé a los Estados Unidos, a Nueva York, porque quería estudiar jazz en Berklee, y en esa época no era como ahora, donde la información no estaba a golpe de internet, no había nada de eso. Tuve buenos maestros, buenos compañeros, buena gente que me animaban y eso me ayudó a formarme como músico de jazz por el país.

Hace bien poco en esta región el jazz era testimonial, pero vemos que este género comienza a tener una mayor presencia, el Instituto de Jazz y Música Moderna de Extremadura, la conexión con la Universidad de Évora, el Festival itinerante Dijazz y el Festival Internacional de Jazz… ¿Hacia dónde va el jazz?¿Es posible que esté creciendo desde la profesionalidad en regiones como Extremadura?

El jazz siempre está cambiando, es una música que está mutando constantemente y yo veo al jazz como un género bien inclusivo, cuya definición se expande todo el tiempo y hoy en día veo al jazz un género que está  muy influenciado por músicas que vienen de fuera de los Estados Unidos. Una integración natural, sin tener que etiquetar el jazz como jazz latino o jazz africano, es simplemente el mismo jazz que está expandiendo su propia definición musical. Eso está pasando ahora y seguirá pasando, como sucede en vuestra tierra, ocurre de una manera bien orgánica. Una cosa que tiene bonito el jazz, y para quitar esa fama que tiene de intelectual, es que las raíces de jazz es el folclore. El jazz viene del blues, del góspel, de lo popular de la tierra.

Willy López | fotografía. Félix Méndez

 

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