Written by: ARTES Cara a Cara FOTOGRAFÍA

Jam Montoya: «Si en una obra de arte no hay alma, no hay verdad»

Jam Montoya, fotógrafo de largo trayecto profesional, expone 3 obras diferentes en el Festival Negativo Foto y 1 en la Diputación de Badajoz. Nos cuenta en primicia su relación con este mundo del arte:

¿Cuándo te empezaste a interesar por la fotografía? 

La fotografía me interesó cuando tenía 14 años, fui de casualidad a casa de un amigo del colegio cuyo padre tenía un laboratorio y él también hacía cositas, entonces fue cuando me quedé enganchado por la magia de la imagen. Mi padre también fue aficionado a la fotografía, hacía sus fotos con su cámara. Luego pues, por cosas de la vida, he tenido que hacer otros tipos de trabajos que me han tenido desligado de la fotografía, pero cuando tenía unos 22 o 23 años ya pude dedicarme más. Cuando llegué a Badajoz monté mi estudio y a partir de entonces ha sido mi vida. Para mí la fotografía es el mundo que yo me he fabricado para poder subsistir con un poco más de felicidad.

¿Qué quieres expresar con las obras que expones? 

Hago fotografía para poder soltar la realidad, lo que conlleva a que nunca me he limitado al simple hecho fotográfico. Yo nunca he apretado el botón y ya está, yo he trabajado la fotografía desde mi parte espiritual y el alma. Mis fotos son diferentes y estoy convencido que si en una obra de arte no hay alma, no hay verdad, y si no hay verdad, dificilmente puede haber arte.

La fotografía es lo que me da armonía interior, lo que me permite realizarme interiormente.

Siempre he sido un fotógrafo de personas y ahora que soy más mayor, me dedico a hacer fotografías de paisaje, porque es lo que me pide el cuerpo. Me considero un fotógrafo de atmósfera, el misterio que yo percibo en estas cosas. Mi fotografía es introspectiva, para captarla no me fijo solo en lo que hay ahí, sino que me fijo en lo que yo percibo a través del sentimiento abstracto. Ahora fotógrafos somos todos, ¿quién no hace una fotografía correcta en estos momentos?

Mi concepto está en el medio. Todo lo que estoy haciendo ahora tiene un mensaje con misterio, la propuesta que hago es un eufemismo. No tengo interés por un contenido concreto. Pero lo que siempre me ha preocupado es la luz, la fotografía siempre se ha definido como el arte de pintar con la luz.

En definitiva, lo que pretendo es conducir al espectador a la experiencia estética, a través de lo enigmático, lo misterioso o lo bello.

¿Hay algo que destaques de tu largo recorrido profesional?

Quizás el concepto que tengo de la fotografía. Yo hago un tipo de fotografía que no tiene nada que ver con lo que se lleva ahora. Yo estoy convencido de que cualquier disciplina artística, en mi caso la fotografía, tiene que sudar la parte espiritual de la persona que lo hace. Desde ese concepto, a mí la realidad nunca me ha interesado.

El concepto que yo tengo en estos momentos después de muchos años es «abrir la percepción a un estado ciego e inconsciente» porque mis imágenes no son lo que yo veo, son claves, lo que yo percibo, la copia del silencio desde donde me habla la naturaleza.

Grandes pensadores como Hegel, Kant o Agamben, entienden lo bello como «la huella de lo no idéntico» y yo opino lo mismo, es decir, para mí en estos momentos la fotografía representa la vulneración de lo que aún no existe capturado en lo que existe.

¿Crees que es difícil vivir de la fotografía profesionalmente? 

Vivir del arte siempre ha sido difícil. Hay gente a la que la vida le sonríe y tiene suerte pero, generalmente es complicado. A lo mejor estás en una temporada en la que tienes mucho trabajo pero después hay meses en los que no ganas nada.

La actividad que desarrollo a través de la fotografía nunca tiene una finalidad productiva. Yo trabajo a fondo perdido, porque me encanta, para mí no es trabajo. Desde ese concepto, a la gente que se empeña en vivir del arte, les digo que aprueben una oposición y que en los tiempos de ocio hagan sus obras. Eso es lo ideal.

¿Piensas que el festival Negativo Foto impulsa la fotografía en Badajoz?

Yo creo que sí. Hay una agrupación fotográfica que hice junto con un señor de Argentina cuando llegué a Badajoz en 1975. Por aquel entonces solo había fotógrafos que se dedicaban a hacer fotos de familia, comuniones, etc. En Badajoz es difícil que nos engañen en el aspecto fotográfico porque hay bastante cultura fotográfica, pues poco a poco se ha ido fomentando.

El festival de Negativo Foto es importante porque trae a gente de fuera y abre los ojos a las personas, que irán madurando en este aspecto, ya que generarán su propia idea sobre lo que ven en las exposiciones. Además, da mucha vida a la ciudad por la cantidad de charlas y talleres que ofrece.

¿Es la primera vez que expones en Negativo Foto?

Sí. Tengo cuatro exposiciones activas en Badajoz, un total de unas doscientas obras mías.

Por último, ¿qué le dirías a las personas para que se acerquen a ver tus obras?

Les diría que vayan con la cabeza despejada, la mente y el corazón abiertos. Que se guíen de lo que su mundo interior les dice, que no se dejen influir por cosas externas. El arte no hay que entenderlo, hay que sentirlo.

 

Redacción: Celia Rojas.

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