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«Tras la belleza imposible» | Costillo en papel

Exposición «Tras la belleza de imposible» de Luis Costillo en la Sala Artex. Del 26 de abril al 28 de mayo.

Y desearía ser piedra

para no tener que ver

una belleza imposible de definir,

una belleza imposible de creer,

una belleza imposible de soportar.

Brompton Oratory
Nick Cave & The Bad Seeds

 

En estos días del cruel mes de abril se cumplen cinco años ya de la muerte de Luis Costillo –un artista singular, una persona notable, un amigo para muchos– tan añorado desde entonces por tantos de nosotros. Con motivo de este aniversario, la Fundación Luis Costillo Pereda ha

organizado la exposición Tras la belleza imposible. Costillo en papel, en homenaje y recuerdo suyo –y también celebración de toda su vida, intensa en lo personal y fructífera en lo artístico–, dando a conocer con ella parte de su obra no expuesta hasta ahora en público. La memoria de Luis debe permanecer viva y sus trabajos deben continuar al alcance de todos, ni su persona ni su obra fueron hechos para el olvido, ese es el motor de la existencia de esta fundación.

Tras la belleza imposible. Costillo en papel va a ser la primera muestra póstuma de Luis Costillo; aunque tras su muerte la exposición Fahrenheit –en la que participó activamente cuando se pre- sentó en el MEIAC– se pudo ver en sedes como Évora y Lisboa, dejando también huella en su amada tierra portuguesa, esta es la primera exposición de su obra en la que Luis no ha participado personalmente, y eso añade responsabilidad e incertidumbre a la hora de afrontarla, aunque la gran calidad de sus trabajos propicia, sin duda, un buen resultado.

La exposición se centra en sus dibujos, porque el dibujo es la más sincera de las expresiones ar- tísticas. Por su realización directa e intuitiva, su espontaneidad e inmediatez al ejecutarlo, y la instantaneidad con que se plasma, es la técnica que mejor revela lo que el artista siente. Para Luis, expresarse sobre el papel fue una constante durante toda su carrera y acabó por convertirse en una necesidad vital. El dibujo y la escritura, obras manuales de cercanía que prefieren soledad y silencio, se convirtieron a partir de determinado momento en sus técnicas de creación favoritas, –con resultados desbordantes, como los conseguidos en sus libros de artista– en detrimento de la pintura sobre lienzo y los grandes formatos en los que había basado su ejemplar carrera, pero que acabaron siendo insuficientes para colmar sus anhelos de comunicación.

El dibujo no es la excusa aquí, es solo una constatación: el arte de Costillo sobre papel es inabar- cable. Lo que aquí podemos ver es sólo una pequeña muestra entresacada de sus carpetas, de la multitud de dibujos, collages y obra gráfica de variados formatos, técnicas y épocas que conservaba ordenadamente en su estudio (además de los numerosos libros de artista que ya conocemos).

La selección pretende ser sólo una muestra de tan abundante trabajo; no hay coartadas estéticas ni filosóficas que la justifiquen, su objetivo es sólo darlos a conocer, compartirlos con quien quiera acercarse a ellos. Es una cata cuasi arqueológica: hemos elegido trabajos de doce series distintas, de distintas épocas (que no se muestran completas en todos los casos para poder abarcar mayor variedad), que van acompañadas en algunos casos de pinturas relacionadas temática o estilística- mente con ellas y que compartieron un mismo propósito cuando fueron realizadas.

Las pasiones de Luis fueron diversas, pues además del arte exploró con deleite otros territorios creativos que acabaron imbricados en su arte. Amaba la buena música (el rock desgarrado, afilado y transgresor de gentes como Lou Reed, Nick Cave, Patti Smith o Joy Division), la buena literatura (fue lector ávido de ciencia ficción dura y ciberpunk de autores como Kurt Vonnegut, William Gibson, Stanisław Lem y, por supuesto, William S. Burroughs) y el buen cine (tanto los clásicos en blanco y negro de Fritz Lang, Murnau o Akira Kurosawa como el cine a la contra de Wim Wenders, David Lynch o Jim Jarmusch). Todos ellos, todas sus obras (discos y conciertos, libros, dvds y proyecciones del cine club) pasaron a formar parte de su propio corpus, de todos se alimentó su espíritu para transformarlos en otra cosa, incorporando sus conceptos e ideas, trazando líneas y manchas en un papel o una tela.

Y así ha resultado que, a pesar de no buscar en esta exposición un nexo entre las obras para su selección ni un hilo común que sirviera de argumento, éste ha surgido por sí solo, a posteriori, reclamando silencioso su importancia cuando uno contempla el conjunto seleccionado. En buena parte de los dibujos y collages escogidos están presentes los nombres mencionados anteriormente, incluida Portugal: una serie nos remite al Berlin de Lou Reed, el álbum más triste de la historia del rock, al decir de muchos críticos; en otra nos encontramos unos Beatles intervenidos en dibujo con los característicos ensamblajes de madera de Costillo; el disco Trans-Europe-Express, de Kraftwerk, es literalmente desguazado y en sus manos se transforma en Trans-Schengen-Express; también están en la sala Burroughs y compañía y también, cómo no, uno de sus artistas de cabecera, el atormentado Nick Cave, cuya canción Brompton Oratory da nombre a una de las series aquí reco- gidas y cuya letra nos ha orientado para escoger el título de la exposición.

En todos estos dibujos aparece reconocible el genio de Luis, todos nos provocan una reacción –una pregunta, una sonrisa, una mirada cómplice– por el juego de conceptos plasmado en ellos, de todos queremos saber más y con todos ellos podemos aprender más; solamente hay que recorrer la sala con la mirada y la mente abiertas. Porque esta es, ya se ha dicho, una exposición para recordar a Luis Costillo, para que su ausencia lo sea menos, acercarnos a su trabajo menos visto y también conocer mejor al autor y conversar con él mientras nuestros ojos y nuestros pensamientos recorren las obras aquí mostradas.

José Ángel Torres. Comisario de la exposición

LUIS COSTILLO PEREDA (1956-2019)

Artista plástico pacense, formado en Extremadura, Andalucía e Italia, comenzó su carrera con una primera exposición individual en 1976. Durante los primeros años 80 pintó influido por las tendencias en boga de la época, pero poco a poco fue encontrando un estilo personal, se fue alejando de la pintura meramente figurativa e impregnándose de expresionismo, de ironía dadaísta y de referencias literarias.

En los años 90 prosigue su evolución tratando en todo momento de incorporar el soporte al sentido de la obra, así, aparecen los objetos intervenidos y todo es ya susceptible de ser empleado en una obra en la que abundan ensamblajes y seriaciones; pieles, chapas metálicas, huesos de animal y maderas rescatadas conviven con el acrílico y el lienzo en unas propuestas a veces directamente escultóricas.

En los primeros años de este siglo va abandonando la pintura, que ya no le resulta suficiente para dar cuenta de su expresividad, y se centra en la que sería su actividad principal -y febril- hasta sus últimos días: la elaboración de libros de artista. Su obra de los últimos años es una biblioteca de casi dos centenas de títulos, cada uno de ellos con un universo cerrado, pero siempre en diálogo con el resto, como unos vasos comunicantes portátiles que nos hiciesen viajar de un libro a otro.

Además, a lo largo de toda su trayectoria, Luis Costillo practicó incesantemente el dibujo sobre papel, en todas sus variantes, dando salida a una parte más íntima y confesional de su obra.

A lo largo de su larga trayectoria, Luis Costillo presentó más de 40 exposiciones individuales y otras tantas colectivas, además de haber elaborado una extensa obra como diseñador gráfico, cartelista, etc… Entre las exposiciones individuales cabe destacar la magna antológica FAHRENHEIT, producida por el MEIAC, que pudo verse además en Évora y Lisboa.

El compromiso –social, personal– fue una de las marcas de su obra, nunca ajena a la crítica. Dese los tratados de política internacional hasta los excesos urbanísticos de Badajoz, la ciudad donde se edifica su obra, todo forma parte de una lectura del mundo con un trasfondo importante de subversión social. Utopía y distopía dialogan en muchas de sus obras como formas elegidas para reescribir otra realidad posible, alejada de los cauces de la sociedad de consumo y entregada al placer de la sencilla vida cotidiana.

 

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